¡Qué
buena costumbre esta de los poetas y artistas de escribirse su propio epitafio!
En esta ocasión tenemos el que escribió para su tumba el poeta astorgano Leopoldo
Panero Torbado El dicho epitafio reza así:
Ha muerto
acribillado
por los besos de sus hijos,
absuelto
por los ojos más dulcemente azules
y con el corazón
más tranquilo que otros días,
el poeta
Leopoldo Panero,
que nació
en la ciudad de Astorga
y maduró su
vida bajo el silencio de una encina.
Que amó
mucho,
bebió mucho
y ahora,
vendados sus
ojos,
espera la
resurrección de la carne
aquí, bajo
esta piedra.
Pues nada,
SCRIPTUM EST.
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