Hay
gente que viaja por viajar, a los que ni
el paisaje ni el paisanaje nada les dice, para los que es lo mismo un lugar que
otro. Hay otros que , cuando ven un paisaje, les viene a la cabeza el recuerdo
de un hecho histórico, la hermosura que contemplan y tantas cosas más. A don
Antonio de Soto, el sabio de Benidorm, cuando pasa por Almansa, se le viene a
las mientes la batalla de Almansa. Ni más ni menos. Seguro que algún madridista
ya senil, Almansa le recuerda el lugar
en donde nació don Santiago Bernabéu, el mejor presidente madridista que vieron
los siglos y que lo fue todo: jugador, entrenador y presidente vitalicio
durante más de treinta años. Pero no nos vayamos del tema.
Hace unos años, al hablar de la batalla
de Almansa, cualquier “bachiller” recordaba que en esos llanos se dio la
batalla en la que las tropas que defendían a Felipe V, nieto de Luis XIV, se enfrentaron
con las que defendían al Archiduque Carlos, que era heredero de la Casa de
Austria, la que había venido gobernando en España desde Carlos I. Las tropas
borbónicas estaban al mando del duque de Berwick y las austracistas, con
soldados británicos, portugueses y de las conocidas como Provincias Unidas de
los Países Bajos, por el Marqués de
Ruvigny y por el marques das Minas.
La victoria borbónica no fue decisiva
para la guerra, pero abrió el camino de Valencia y de los Decretos de Nueva Planta por los que quedaron
abolidos los fueros del Reino de Valencia, del Reino de Aragón, del Reino de
Mallorca y del Principado de Cataluña. Estos hechos son tan importantes que
todavía “colean” en las reivindicaciones de los catalanes y en Valencia se dice:
Quan el mal ve
d'Almansa, a tots alcança y De
ponent, ni vent ni gent que es más o menos lo que dicen los portugueses
cuando nos recuerdan a los españoles este refrán: De Espanha, nem bom vento, nem bon casamento.
En
fin, que hace hoy mucho calor y con esto es suficiente para que os refresquéis
la tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario