A estas alturas de la
película, creo que tenemos que ver qué era lo que les daba Cleopatra a los
hombres que estuvieran con ella. No podemos olvidar que la reina empezó “fuerte”
pues, casada con su hermano Tolomeo XIII (no podía gobernar sola ni casarse con
alguien ajeno a la casa real), se enfrentó con él y lo mató. Después vino lo de
César y antes, según algunos historiadores, su “rollito” con Pompeyo. En fin
una rompecorazones que no tenía muchos escrúpulos con tal de hacerse con el
poder. En el capítulo XXIX de la muy manoseada por mí Vida de Antonio nos cuenta Plutarco en qué residía ese encanto. Vamos
pues a verlo:
]Ἡ δὲ Κλεοπάτρα τὴν
κολακείαν οὐχ ὥσπερ ὁ Πλάτων φησὶ τετραχῇ, πολλαχῇ δὲ διελοῦσα, καὶ σπουδῆς ἁπτομένῳ
καὶ παιδιᾶς ἀεί τινα καινὴν ἡδονὴν ἐπιφέρουσα καὶ χάριν, [ᾗ] διεπαιδαγώγει τὸν Ἀντώνιον
οὔτε [29.2] νυκτὸς οὔθ' ἡμέρας ἀνιεῖσα. καὶ γὰρ συνεκύβευε καὶ συνέπινε καὶ
συνεθήρευε καὶ γυμναζόμενον ἐν ὅπλοις ἐθεᾶτο, καὶ νύκτωρ προσισταμένῳ θύραις καὶ
θυρίσι δημοτῶν καὶ σκώπτοντι τοὺς ἔνδον συνεπλανᾶτο καὶ συνήλυε, [29.3]
θεραπαινιδίου στολὴν λαμβάνουσα. καὶ γὰρ ἐκεῖνος οὕτως ἐπειρᾶτο σκευάζειν ἑαυτόν.
Y vamos con la
traducción:
Cleopatra,
que no distinguía tan sólo las cuatro formas de adulación de las que habla
Platón, sino que usaba de muchas más, siempre le ofrecía algún nuevo placer o
deleite a Antonio, ya estuviera éste ocupado en asuntos serios o en sus
entretenimientos; lo mangoneaba igual que a un niño y no lo dejaba ni de noche
ni de día. Jugaba con él a los dados, bebía con él, cazaba con él, asistía como
espectadora a sus ejercicios militares y, por la noche, cuando Antonio se
paraba ante las puertas y ventanas de la gente del pueblo para burlarse de
ellos, andaba vagando con él disfrazada de sirvienta.
Habría que explicar que las cuatro
formas de adulación de las que habla Platón son: dos relativas al cuerpo, la
coquetería y la cocina, y dos relativas al alma, la sofística y la retórica. No
sabemos qué quiere decir Plutarco con su πολλαχῇ δὲ διελοῦσα, con su “usaba de
muchas más”, pero nos lo imaginamos. De todas formas, eso de ver a la parejita
disfrazados por las calles y haciendo burla a los habitantes que estaban en sus
casas le da toda la razón a Astérix: “¡Están locos estos romanos!” Y añadir: “¡Y
los egipcios tampoco les van a la zaga!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario