domingo, 27 de enero de 2013

FRANCISCO BRINES


Hace tiempo que le debo una entrada a este poeta valenciano que tanto me gusta y hoy que le he sacado un rato a este domingo lluvioso aprovecho para leer con vosotros este poema, Lamento en Elca:

Estos momentos breves de la tarde,
con un vuelo de pájaros rodando en el ciprés,
o el súbito posarse en el laurel dichoso
para ver, desde allí, su mundo cotidiano,
en el que están los muros blancos de la casa,
un grupo espeso de naranjos,
el hombre extraño que ahora escribe.
Hay un canto acordado de pájaros
en esta hora que cae, clara y fría,
sobre el tejado alzado de la casa.
Yo reposo en la luz, la recojo en mis manos,
la llevo a mis cabellos,
porque es ella la vida,
más suave que la muerte, es indecisa,
y me roza en los ojos,
como si acaso yo tuviera su existencia.
El mar es un misterio recogido,
lejos y azul,
y diminuto y mudo,
un bello compañero que te dio su alegría,
y no te dice adiós, pues no ha de recordarte.
Sólo los hombres aman, y aman siempre,
aun con dificultad.
¿Dónde mirar, en esta breve tarde,
y encontrar quien me mire
y reconozca?
Llega la noche a pasos, muy cansada,
arrastrando las sombras
desde el origen de la luz,
y así se apaga el mundo momentáneo,
se enciende mi conciencia.
Y miro el mundo, desde esta soledad,
le ofrezco fuego, amor,
y nada me refleja.

Nutridos de ese ardor nazcan los hombres,
y ante la indiferencia extraña
de cuanto les acoge,
mientan felicidad
y afirmen inocencia,
pues que en su amor
no hay culpa y no hay destino.

miércoles, 23 de enero de 2013

LOS TRIBUTOS AL CÉSAR, POR FAVOR



            Se oye con mucha frecuencia en los programas aculturales de la televisión aquello de “tributo a fulanito o a menganito” y, la verdad, es que se ha convertido en una peste que ya va a ser difícil de erradicar. El diccionario de la RAE dice lo que sigue en la entrada tributo:
(Del lat. tribūtum).
1. m. Aquello que se tributa.
2. m. censo ( contrato por el que se sujeta un inmueble al pago de una pensión anual).
3. m. Carga continua u obligación que impone el uso o disfrute de algo.
4. m. Der. Obligación dineraria establecida por la ley, cuyo importe se destina al sostenimiento de las cargas públicas.
           
            Por tanto, en ningún caso tiene el significado de homenaje que es como en realidad se dice en castellano cuando queremos hacer  un “Acto o serie de actos que se celebran en honor de alguien o de algo” tal y como recoge en su correspondiente entrada el diccionario de la RAE.
            ¿Qué es lo que está pasando? Pues algo tan sencillo como que los cultos periodistas que escriben los guiones de estos programas saben mucho inglés y además lo quieren hacer notar de tal forma que la palabra inglesa tribute la traducen sin más ni más como tributo. Sé que este comentario en este humilde blog no va a servir para nada, pero, por lo menos, me quito las telarañas del estómago y me doy un tributo, ¡ay!, perdón, un homenaje.
            

martes, 22 de enero de 2013


RÉQUIEM POR UNA LIBRERÍA
         El sábado, al pasar por la calle López Gómez,  noté ese vacío que ha dejado la Librería Rayuela, la librería de nuestra amiga Charo. Cuando llegué a esta ciudad, Rayuela se convirtió en mi primer lugar a donde acudía para no sentirme un extraño. Luis me encargaba los discos que le pedía y Charo los libros. Recuerdo eso ahora como algo de un pasado lejano, como algo que, por desgracia, no se volverá a repetir. Y no es la primera librería que “cae” en esa calle pues la Isis, aquella buena y bien abastecida librería, también cerró hace unos años. De mis años de estudiante en Madrid, recuerdo muchas y muy buenas librerías (la León, la Universitas-delta, la San Agustín, la que estaba en los arcos de Moncloa cuyo nombre no recuerdo, pero sí que acabó convertida en una zapatería) que echaron el cierre hace ya años. Es verdad que hay nuevas maneras de leer, que los tiempos cambian – no sé si para mejor o para peor – pero cada vez que una librería cierra creo que somos un poco más incultos por mucho que me hablen de libros electrónicos y de conexiones en Internet.  Sinceramente, no creo que esa Internet el único culpable; las librerías madrileñas de las que hablo cerraron antes del e-book, del face book y del twitter. ¿No será que los bárbaros ya se llevan instalando entre nosotros desde hace varias décadas, antes mucho antes de que fuera Wert ministro? ¿No será que el proceso de  analfabetización de la sociedad española, promovido por quien sea o por lo que sea, ya es antiguo? ¿Por qué se suprimió el teatro en las televisiones? ¿Por qué a alguien le ha interesado que lo cultural sea sinónimo de aburrido? ¿Cómo casa que la generación mejor preparada de la historia de España sea una generación prácticamente analfabeta que ni lee ni escribe? Espero que me ayudéis a contestar a estas preguntas. Mientras tanto y aunque Rayuela vaya a seguir viviendo en  la Biblioteca Pública de Serrada,  dejadme que entone este treno funerario por la librería de una buena amiga. Requiescat in pace.

jueves, 17 de enero de 2013

LAS VERDADES DEL BARQUERO


LA EDUCACIÓN MALHERIDA  o LAS VERDADES DEL BARQUERO

         Hoy, quizás porque me he despertado antes y me he puesto a elucubrar, al estilo de los romanos, no he podido por menos que publicar en este blog estas opiniones que no intentan defender a nadie sino decir las verdades del barquero. La educación pública en España lleva herida de muerte desde hace más de treinta años, desde la mala hora en que don Álvaro Marchesi y don César Coll nos colaron la más moderna de las reformas que, por cierto, se encontraron ya en desuso por su rotundo fracaso en los países anglosajones. Fue entonces cuando los contenidos se rebajaron de manera vergonzosa; fue entonces cuando se empezó a “pasar” con materias suspensas e incluso titular, porque lo importante era llegar, el cómo era lo de menos. Fue desde entonces, cuando está en vigencia la teoría de la silla: se la matricula en primaria y llega, sin ningún problema, hasta la Universidad. Es más, si tiene un poco de suerte, hasta se consigue que la silla termine un grado (de la Universidad, hablaremos otro día) y, si obtiene una beca Orgasmus, perdón Erasmus, hasta se puede hacer sus viajecillos por el universo mundo. La educación pública lleva herida de muerte desde que los antiguos Institutos de Bachillerato, hoy IES en donde se imparte ESO y lo otro, pasaron de ser centros en los que ya se respiraba un cierto aire universitario (muchos Catedráticos de Instituto lo eran de las Facultades)  a centros en donde los alumnos van a mantener relaciones públicas y a veces hasta púbicas, pero en donde las palabras esfuerzo, interés, curiosidad han huido escandalizadas. La educación pública está herida de muerte en España desde que, para lo alumnos, tiene más auctoritas lo que dice cualquier Venus catódica que ha aprendido sus pocos saberes entre revolcón y revolcón que lo que le dice un profesional de la educación como es su profesor. Esta ola de analfabetismos y barbarie de unas generaciones que no saben ni dónde está el pueblo de al lado si no lo ven en el GPS no viene de ahora; estas hordas que, por desgracia, desconocen su historia y la de su país porque así lo han querido los poderes públicos no ha comenzado ahora a campar con sus botellones y macrofiestas (alentados ambos actos “culturales” por las concejalías de incultura de los Ayuntamientos) por las tierras de Hispania; estas gentes que ni han sido educados en la sensibilidad (cosa de gentes poco viriles), ni en el esfuerzo (son mejores las técnicas del dinero fácil en un país corrompido desde la raíz a la copa y con políticos que se blindan hasta los calzoncillos para asegurarse un futuro que no se han ganado), ni en el sacrificio (que huele a sacristía y a ejercicios espirituales) poco a poco han ido ocupando puestos en la sociedad y ahora son profesionales que te tratan por protocolos porque nadie les ha hablado del valor de la persona.  Como veo que ya amanece por el camino de Herrera, (perdón por un detalle de sensibilidad en una sociedad de eructo tras el café), vamos a dejarlo. Otro día que me despierte pronto y haya soñado en aquellos felices tiempos en que yo era profesor de Bachillerato y mis alumnos traducían, medían y leían a Virgilio, volveré a vaciar mi corazón. Que tengáis buenos días. Yo, hala, para la casa muerta a intentar llevar un poco de ese bien tan preciado que es la educación en tierra de bárbaros, a luchar contra culebrones y sálvames in partibus infidelium. Que Dios nos coja a todos confesados. Amén.

 

miércoles, 16 de enero de 2013

MIQUEL MARTÍ I POL

            Desde que perpetro artículos en este blog, estaba en deuda con  este gran poeta catalán por el que tengo una profunda estima. Hace tres años preparé una antología de su obra que sigue inédita. Poco a poco, iré dando a la luz algunos de sus versos y así podréis comprobar la alta calidad de su poesía. Sobre su vida, es mejor que sea él mismo y en su lengua el que se presente:

Em dic Miquel Martí i Pol vaig néixer a Roda de Ter, a la comarca d'Osona, el dia 19 de març de l'any 1929 i sóc el segon de tres germans, tots nois.

            A continuación, nos cuenta de su enfermedades y de sus poemas, de su boda y del hambre de la posguerra:

Ben curat de la tuberculosi no ho vaig estar fins als vint-i-cinc anys. Quan en tenia vint-i-set, el 1956, em vaig casar amb la meva xicota de tota la vida, que havia suportat estoicament la meva malaltia. El 1958 vam tenir una filla i el 1965 un fill. Jo vaig continuar treballant al despatx de ca la Tecla Sala, llegint i escrivint versos. A més a més, però, feia altres coses. Els anys de la postguerra van ser molt difícils per a Catalunya, a la qual s'havia intentat de fer desaparèixer. A finals dels anys quaranta i sobretot durant les dècades dels cinquanta i els seixanta, em vaig incorporar a tots els moviments que, a la meva comarca, maldaven per desvetllar la consciència nacional, per recuperar la identitat que ens havien volgut arrabassar. Vaig fer de tot aleshores, potser perquè era un moment en què em sembla que comptava més el nombre que la qualitat. Comptant i debatut, però, no vaig pas fer res més que el que em tocava, el que sentia, el que m'agradava, en una paraula. Defensant el que defensava m'estava conquerint a mi mateix, reivindicant el que reivindicava no feia sinó lluitar per la meva llibertat. Presentar-ho com un fet excepcional seria estúpid i grotesc. D'altra banda, és innegable que, tot i la por i el risc, m'ho passava d'allò més bé.

            Y así termina Miquel su pequeña autobiografía:

L'any 1970 em vaig posar greument malalt altra vegada. Una esclerosi múltiple, aquest cop, que en pocs mesos em va deixar com estic ara, és a dir, quasi paralític. Un altre cop vaig llegir i, sobretot, escriure molt. No han estat fàcils, aquests anys, i segur que tampoc no ho seran els que pugui viure. De fet, no ens enganyem, viure mai no ho és, de fàcil. L'any 1984 va morir la meva dona. L'any 1986 em vaig tornar a casar, pel civil, aquesta vegada. La meva segona dona també em suporta estoicament, a mi i a la meva malaltia.

            Sin embargo, nada mejor que un poema para conocer a un poeta. Aquí tenéis éste en que expresa eso que sabemos los que vivimos en “la gruta de las palabras”: que, bien mirado, no somos más que eso, palabras.


 

 

NOSOTROS, SI LO MIRAMOS BIEN


 

Nosotros, si lo miramos bien, no somos más que palabras,

ordenadas, si queréis, con altiva arquitectura

contra el viento y la luz,

contra los cataclismos,

en fin, contra los fenómenos externos

y las internas rutas angustiosas.

Nos alimentamos de palabras

y, algunas veces, habitamos en ellas:

así en las elementales palabras de la niña,

o en las esmeradas oraciones

dedicadas a alabar la eterna belleza femenina,

o, también, en las últimas frases

del discurso de la vida.

Todo, si lo miráis bien, converge en nosotros

porque lo vamos asimilando,

porque lo queremos convertir en palabras

y que perdure en el tiempo,

el tiempo que no es otra cosa

que un gran bosque de palabras.

Y nosotros somos los habitantes de este bosque.

Y más de una vez nos hemos reconocido

en algún antiquísimo tronco,

con la reproducción contrahecha

de una pintura antigua,

y nos hemos quedado indecisos

como aquel que desconoce la ciudad que visita.

Pero nuestra misión es hablar.

Dar luz de palabra

a las cosas inconcretas.

Elevarlas a la luz con los brazos de una expresión viva

para que triunfen en ellas.

Así todo, está claro, sin vivir muy cerca de las cosas.

Nadie podrá negar que la tarea es pesada.

 

 

miércoles, 9 de enero de 2013

LITERATURA HÚNGARA


LOS HÚNGAROS ( I)

 

            Cuando yo era pequeño, lo húngaro me sonaba al pan del que hablaba mi abuela Patro y que compraba ella en el Madrid de los años treinta en Viena Hungaria; también,  a la famosa canción húngara de “Alma de Dios”, la zarzuela de José Serrano, y a las historias de los húngaros que, para mis abuelos, eran los gitanos que iban con un oso por las calles. También eran los relatos casi épicos de mi abuelo Luis sobre un gran jugador de fútbol que se llamaba Puskas. Más tarde, Hungría era ese país que tenía unos sellos muy bonitos en los que ponía Magyar Posta que era como, en su lengua, decían ellos correos húngaros. Eso lo aprendí en mi época de infantil filatélico. Más tarde, fueron las Rapsodias Húngaras de Lizst cuando yo era un joven estudiante de piano deslumbrado por la maestría del genio húngaro y los movimientos “húngaros” de algunos conciertos. Y claro ¡cómo olvidarse de las Danzas Húngaras de Brahms! En la actualidad, tres escritores húngaros me llevan a este país centroeuropeo de grandes llanuras: Imre Kerstéz, Lajos Zilahy y Sándor Marai. Y se me queda en el tintero otro, Ferenz Karinthy, cuya obra Metrópolis me pareció una muy buena novela con ese hombre que no sabe en qué ciudad está quizás porque todas son una y la misma. Como no puedo tratar de todos a la vez, comenzaré por el que he nombrado en segundo lugar.

            No conocí a Lajos Zilahy hasta hace un par de años en que, por medio de unas conferencias que se hacían (los recortes de la Santa Junta, como tantas cosas, se las han llevado de calle) y que se recogían después en unos libritos que se regalaban en las librerías y que se llamaban La biblioteca del náufrago, tuve conocimiento de él.  En uno de aquellos libros, Pilar Mateos decía que había vuelto a Primavera mortal “como quien vuelve a un amor”. Empecé, pues, por  leer Primavera mortal (no mortífera como la han publicado ahora los de “El Funambulista”) y me encantó. Había un extraño aroma en esas novelas que compré de viejo; unos personajes poco habituales que me encantaron.  Ya de vacaciones, en mi muy querido Suances, compré en un mercadillo un ejemplar muy antiguo y con manchas de humedad como si su estado estuviera en consonancia con su título: Algo flota sobre el agua. También me gustó mucho aquella historia que destilaba un aroma incierto que no sé bien precisar: ¿el olor del río?, ¿el olor de aquella casa de los pescadores? o ¿el olor de la muerte? No lo sé, pero su lectura me hizo pasar un buen rato en el que disfruté de la buena técnica literaria de este autor. También durante aquel verano de  2011, leí  los relatos breves que recogió en El velero blanco y me parecieron buenos. También leí Los Dukay, la historia de una familia noble del Imperio Austro-húngaro, y no me dijo tanto quizás porque mi referente en libros de familias son Los Buddenbrooks de mi muy admirado y leído Tomas Mann. No os cuento más del bueno de Lajos, sino que os recomiendo vivamente su lectura. A mí me hizo pasar muchos buenos ratos lectores en ese verano, Espero que a vosotros os ocurra lo mismo.

martes, 1 de enero de 2013

HACIENDO BALANCE




HACIENDO BALANCE

Llega este día de Nochevieja y es el momento de hacer balances tal y como ha hecho mi buen amigo Jesús Sanz Rioja en su blog Y YO QUE ME LA LLEVÉ AL RÍO. Como soy muy copión, voy a proceder a hacer mi propio hit parade de lecturas, audiciones y “espectaciones” de cine. Y lo voy a a hacer de memoria, sin recurrir a las fichas que voy haciendo con cada lectura o audición (en el caso del cine también lo suelo hacer, pero como este año he visto tan poco cine pues no me ha hecho falta ni hacer ficha pues ya la tenía hecha de cuando vi esta película que comentaré más tarde).
         Empezó el año con Manuel Chaves Nogales que me resultó un gran escritor  al que no conocía. Es un gran prosista cuyos cuentos escritos a “sangre y fuego” son magníficos. También me deslumbró John Cheever cuyo cuento El nadador me parece de los mejores que he leído nunca. Por mayo, leí a Sando Marai, el gran escritor húngaro que no me defrauda, en su novela Liberación y fue también de los mejor del año. Ya en junio, retomé a mi muy querido Pla para leer su Nocturno de primavera y se convirtió en otra de mis lecturas del año. En el verano, leí Las cosas de Georges Perec y fue el gran descubrimiento del año que se acaba. Seguí con El hombre que duerme y he terminado ayer La vida instrucciones de uso. Ya os hablaré más en detalle de tan prodigioso autor. De “mi” Willa Cather, leí los Cuentos completos y disfruté como un enano (con perdón). En este blog ya os he contado algo de esta maravillosa escritora. También me pareció fantástico Ethan Frome de Edith Warton. Si no lo habéis leído, leedlo y me lo agradeceréis. También en el verano, estando en Candás, leí a mi muy querido Palacio Valdés en su novela José  y, ya en tierras pucelanas, esa maravilla de novelita que es La novela de un novelista. Ya para cerrar el año, al calor del brasero y antes de emprender la lectura de Perec que ya os he mencionado, me leí Apuntes de la casa muerta de Dovstoieski y me sentí tan encerrado en mi Instituto como el pobre protagonista. Antes, me leí los cuentos y novelas breves de Carson McCullers, El aliento del cielo,  y fue otra de las grandes lecturas de este año
         En poesía, he disfrutado mucho con un gran poeta palentino, José María Fernández Nieto, con Verdaguer, con Pepe Hierro, con Rosa Leveroni y con Francisco Brines al que le debo una entrada de blog.
         En música, deciros que este año descubrí a los hermanos Alqhai y su Accademia del Piacere, que seguí gozando en el auditorio con Vasily Petrenko, que Mahler es Mahler y que Nelson Freire, el gran pianista brasileño, me emocionó con Gluck. También que los hermanos Capuçon me hicieron confirmar lo buena que es la música en familia. Seguro que me quedo algo, pero no es cuestión de aburrir.
         ¡Ah! de cine, tan sólo contaros que volví a ver Solas de Benito Zambrano y creo que ha ganado con el tiempo.
         Es posible que también para copiar a mi amigo Jesús cierre este chiringuito músico –literario hasta después de Reyes. O quizá no; ya veremos.