domingo, 31 de agosto de 2014

DON ENRIQUE VELICIA, PÁRROCO POETA





Enrique Velicia fue párroco en Boecillo desde 1927 a 1937 y en este tiempo escribió Haciendo Patria, un libro “guerrero” en el que hace loa de los caídos de Boecillo en el frente del Alto de los Leones o en el frente de Bilbao. Poesía patriótica propia de la época, pero de buena factura que se deja leer aunque el tema, repito, hay que centrarlo en el contexto histórico de aquella guerra entre hermanos o guerra más que civil, incivil como todo guerra. Sin embargo, junto a los poemas que hacen lo que dice el título, don Enrique tiene poemas de encendido valor espiritual que preludian y anuncian el que será su siguiente libro, publicado en Valladolid en 1940, y que lleva por título Cantos del verdadero amor. Este mes me he leído el de la Patria quizás porque ya no se lleva esa palabra ni mucho menos hacer patria, reducida ésta a un mundial de fútbol , pero, para el mes de septiembre que comienza mañana, me he reservado el “espiritual”. Como curiosidad, deciros que don Enrique era tío carnal de don José Velicia el que, junto a José Jiménez Lozano, idearon esa genialidad que se llama, aún hoy en todo su vigor tras veintiséis años, Las Edades del Hombre.  Este pequeño poema espiritual os puede dar una idea del calado de su poesía que surgió en este pequeño pueblo castellano del alfoz de Valladolid.

 

VEN , DOLOR

Ven, dolor, de donde quieras

y amarga mi vida toda:

yo haré contigo mi boda,

aunque en el alma me hieras.

 

Y no buscaré consuelos;

que, aunque del hombre vinieres,

estoy convencido de que eres

embajador de los cielos.

 

LUTGARDO GARCÍA DÍAZ

Resulta que el accésit del Premio Adonáis 2013 se llama Lutgardo García Díaz y que es médico especialista en Ginecología y Obstetricia. Resulta que es sevillano y ya he dicho en este blog que ser poeta en Sevilla o en Granada o en Córdoba es tener parte del camino recorrido pues no hay tierra con más poetas por metro cuadrado que la andaluza. Pero es que además el doctor García Díaz escribe bien, pero que muy bien, y sus temas son mis temas y sus caminos mis caminos. Lo prologa Aquilino Duque que también anda por las sendas de la buena poesía, de la poesía con poso y enjundia. Para mí ha sido una de las grandes lecturas y alegrías de este verano en que he recibido varias cornadas. Os dejo este poema con el que me identifico plenamente porque también mi prole es numerosa. ¡Ah, y se me olvidaba añadir que, a decir de sus pacientes, es guapo. ¡Qué más quieres, Federico!

 

Mi hijo pregunta por el cielo

Ya no habrá el dolor de nuestros huesos

maltrechos de vivir, de andar rodando

entre las escombreras de los días.

No tendremos la angustia de la duda

No tendremos temblor de cicatrices

ni la lluvia calando nuestras horas

cuando ladran los canes del insomnio.

No tendremos la angustia de la duda,

ni habremos de ensayar las despedidas

pues todo será encuentros y retornos

por los caminos lentos del desierto.

Me preguntas que cómo será el cielo,

si allí seremos niños,

o tendremos bastón y pelo blanco,

si habrá hamburguesas, globos y peceras…

 

Allí no tendrás miedo a las noches,

porque habrá sol – será siempre verano-,

y tendrás un balón, y esta piscina,

y tu mano en el hueco de mi mano.

 

 

AMÓS DE ESCALANTE


Resulta que Amós de Escalante firmaba con el pseudónimo de Juan García lo que me parece convertir lo que parecía un pseudónimo en un nombre corriente. Cosas de la vida. En el fin de agosto, he leído Costas y Montañas (el primer tomo, el que abarca desde Castro Urdiales a la capital) y sus Poesías completas, pero no voy a decir ni Pamplona hasta que no me lea el prólogo de más de cien páginas con el que don Marcelino Menéndez Pelayo abre sus poesías completas. Pues este prólogo pasa por ser el mejor que se ha escrito sobre el escritor cántabro. Hasta entonces, quedaos con este soneto que me gusta mucho:

 Tú velas en la Cruz, donde clavado
 te deja y vergonzoso y dolorido,
 más que el odio de un pueblo fementido,
 la pesadumbre inmensa del pecado.

 Tú velas en la Cruz, y descuidado
 duerme a tus pies mi espíritu rendido
 en brazos del silencio y del olvido,
 de un sueño en otro sueño transportado.

 No sabe si hallará cuando despierte
 los dolores y halagos de la vida
 o el juicio y resistencia de la muerte.

 Si tú, Señor, le compadeces, cuida
 de hacerle amar tu hora, la de verte,
 si esperada quizás, siempre temida.

 

PODEMOS




Al filo de una noticia que leo hoy en El Norte de Castilla en la que se dice que Podemos se está afianzando en la provincia, me permito hacer este pequeña reflexión sobre la formación política que lidera Pablo Iglesias. En primer lugar, decir que no son esos chiquillos alocados e incultos que nos han querido pintar. El movimiento parte de la Complutense en donde unos profesores acérrimos seguidores de Gramsci, el comunista italiano que, por cierto, murió con los auxilios espirituales ante una imagen de Santa Teresita, se han unido para, tal y recomendara el creador del Partido Comunista Italiano, conquistar la sociedad desde dentro y en ésas están los chicos de Podemos, un partido atípico que se basa en la fuerza de Internet con los blogs y las redes sociales. Según la noticia de El Norte, los votantes provendrían, básicamente, de la izquierda, pero también de los que no saben a quién votar o incluso de gentes de centro hartas de los políticos, de la casta como dicen los chicos del partido. No son un fenómeno de perros flautas, sino algo que hay que tener en cuenta- y muy en cuenta-  para el futuro. En lugar de echarnos las manos a la cabeza, nos tendríamos que preguntar con los políticos de la casta en lo que ha ocurrido en España para que Podemos aspire en muchos lugares al poder. Pero es que acaso ya sabemos la respuesta. La posibilidad de que se cree un nuevo Frente Popular en España no está muy lejana porque los de IU no van a tener reparos en unirse con Iglesias. No creo que Cristo hubiera militado en Podemos como dice Pablo Iglesias porque Cristo era la Vida y en Podemos se proclama con orgullo el “derecho” al aborto de la mujer. Quizás Cristo estuviera con ellos para luchar contra la casta, pero eso ya es otra historia que la dejamos para otra entrada.

sábado, 30 de agosto de 2014

LA DAPHNE DE STRAUSS Y GREGOR




La audición de la Daphne de Richard Strauss me ha ocupado algunas tardes de este mes de agosto. Tras escucharla con agrado, con esa música que el maestro bávaro compuso, quisiera referirme al libreto de Joseph Gregor que es en donde reside el elemento mitológico del que os quisiera hablar pues, como bien me dijo en una ocasión Vicente Cristóbal López refutando a don Antonio Ruiz de Elvira,  en la música no se contiene  la mitología sino que el elemento mitológico hay  que buscarlo en los libretos. Me sorprende que Gregor cree una Daphne que está íntimamente unida al mundo vegetal y que como hija de Gea , la diosa de la tierra, anhela, desde el principio de la obra, el mundo de los árboles. Aparece también un Leucipo  enamorado de Dafne que se llega a enfrentar con Apolo mismo y que acaba muriendo. Sin embargo, no recoge el libretista lo que sí que recogen Ruiz de Elvira y Grimal, cómo Leucipo se travistió en una muchacha a la que obligan a desnudarse al haber infundido Apolo a Daphne y a sus compañeras  el deseo de bañarse, según Partenio, en una fuente o, según Pausanias,  en el río  Ladón. Una vez descubierto el engaño, Leucipo muere a lanzadas. Tampoco he encontrado el ambiente de fiesta báquica en el que tiene lugar parte de la obra de Gregor en los manuales de Grimal o de don Antonio. Como curiosidad final, decir que en Ávila, existe la tradición de que una chica de Cardeñosa, bella en extremo y que era muy piadosa, yendo al mercado para comprar,  fue acosada por un caballero y,  ante este acoso,  a la joven le salió una poblada barba que la hizo pasar por un hombre ante las libidinosas miradas del mal caballero. Este episodio lo estudió mi buena amiga abulense María Ángeles Valencia, ilustre antropóloga. Como veis, casi un a Daphne en esa tierra singular de "santos y cantos".

 

LENAU Y STRAUSS



Nada sabía de Lenau hasta que, al oír el Don Juan de Strauss en este verano tan de Strauss que estoy teniendo, las muy eruditas notas al CD me decían que el bávaro se basó en el poema de este poeta austriaco. Busqué alguna traducción o texto de este Don Juan en alemán, pero no lo hallé.  Por eso, para enseñaros tan sólo el camino y animaros a continuar en la búsqueda de algún texto de este poeta poco conocido en España, os dejo este poema sobre los gitanos, muy típico de un alma romántica.

Cruzando vasta llanura
Vi tres gitanos tumbados,
Al pie de un sauce copudo
Que crecía solitario.


El uno con el violín
En la garganta apoyado.
Sonora voz producía
La débil cuerda rasgando.


El segundo, pipa en boca,
Miraba el humo aromático,
Feliz cual si allí gozara
Del mundo el más dulce halago.


Y el tercero se dormía,
Su arpa colgada en el árbol:
Por las cuerdas iba el viento,
Por su mente un sueño grato.


Remiendos de mil colores
Cubrían sus toscos sayos;
Pero burlábanse libres
E independientes del hado.


Y me enseñaron los tres
Del destino a no hacer caso,
Y a tañer, fumar, dormir.
Mientras el tiempo va pasando.


Y al proseguir mi camino
Me volvía a contemplarlos,
Con esas caras morenas
Y negro pelo rizado.


 

 

 

EL ROMANTICISMO SCHUBERTIANO




 
Tras la escucha atenta y lectura de una selección de lieder de Scubert cantados por Fischer-Dieskau, voy a intentar tratar de manera modesta, los poemas del mundo schubertiano.
         El autor austriaco elige poemas para musicar en los que están presentes tres elementos: el agua, el caminante y la noche. Así en Auf dem Wasser zu singen (Para cantar sobre el agua), el agua es el elemento principal y en la parte musical está representada por los continuos notas del piano que acompañan el canto. El mundo del agua también está presente en La bella molinera o en el Winterreise.
         El caminante aparece en uno de sus lieder más conocidos, Der Wanderer, que sirve también para la sonata para piano de ese mismo nombre. El caminante busca su patria, ese lugar que no encuentra, ese lugar en “donde las rosas florecen”, “la patria que habla mi idioma. O Land, wo bisat du? pregunta y se pregunta el caminante al final del poema.
         Por último, la noche está presente en dos aspectos: como reposo tras la jornada, por ejemplo,  en Der Einsame o, más frecuentemente, como lugar en donde se encuentra la paz anhelada. El caminante, en su peregrinar, busca la paz:
süsser Friede, komm, ach komm in meine Brust!
         Curiosamente en el Jägers Abenlied , cuando el cazador, una variante del caminante que en ocasiones pude ser cruel, como el cazador de La Bella Molinera, encuentra la paz, se pregunta por el lugar de su origen:
Ein stiller Friede kommt auf mich,
weiss nicht wie mir geschhn.
         Cuando el caminante observa la paz que reina sobre las cumbres y sobre el bosque en el que los pajarillos se han callado, la propia naturaleza lo tranquiliza diciéndole que no se preocupe pues
balde ruhest du auch!  “pronto descansarás también”
         El caminante siente el comtemptus mundi, el Weltschmerz.
         En el aspecto musical, no podemos olvidar que el héroe schubertiano es un hombre que cambia de estado de ánimo y que esto se refleja con claridad en las constantes modulaciones de menor a mayor de mayor a menor que encontramos en la música de los lieder.
 

LA MALA UVA DE DON MARCELINO



Cuando don Marcelino Menéndez Pelayo tuvo que dar una opinión sobre Gabriel de Bocángel y Unzueta, el poeta que nos ocupa en esta entrada de blog, dijo estas palabras refiriéndose a su fábula de Hero y Leandro:

         Es un poema culterano que quiere ser paráfrasis de Museo, en 104 octavas reales, no todas tan malas como la primera.

         Al decir esto,  el célebre polígrafo cántabro parece que dejaba la cuestión sentada para siempre. Sin embargo, Juan Chabás lo elogió y Luis Rosales y Luis Felipe Vivando le dedicaron treinta páginas en su Poesía heroica del Imperio,  (¡manda carallo el título) en 1943. Tenemos que esperar a 1946 en que Rafael Benítez Claros pondrá las cosas en su sitio con tres libros sobre Bocángel,  los dos primeros, una edición crítica de su obra; el tercero, un estudio sobre su vida y obra.

         Tras su lectura en la antología de Luis Alberto de Cuenca, no podemos decir que Bocángel  fuera un poeta secundario, un poeta más en ese montón de poetas culteranos que debieron de poblar la España del XVII. Juzgad vosotros por este bellísimo soneto con el que se abre el libro:

Huye del Sol, el Sol, y se deshace
la vida a manos de la propia vida,
del tiempo, que a sus partos homicida,
en mies de siglos las edades pace.

Nace la vida, y con la vida nace 
del cadáver la fábrica temida.
¿Qué teme, pues, el hombre en la partida,
si vivo estriba en lo que muerto yace?

Lo que pasó ya falta; lo futuro
aun no se vive; lo que está presente, 
no está, porque es su esencia el movimiento.

Lo que se ignora es sólo lo seguro,
este mundo, república de viento,
que tiene por Monarca un accidente.

 

         En fin, ya sabemos que el santanderino, a veces, no estaba muy acertado.

 

FELIPE TRIGO Y SU JARRAPELLEJOS




De Felipe Trigo, la primera noticia que tuve fue cuando me destinaron a un instituto mostoleño que llevaba o lleva el nombre su nombre. Miré entonces en la biblioteca Salvat que sigue habiendo en casa y se le acusaba de escritor erótico, casi pornográfico. Como no soy dado a tales excesos, postergué su lectura hasta este verano en que, gracias de nuevo a Jesús Sanz Rioja, elegí Jarrapellejos, quizás su mejor obra. Remito al magistral prólogo de Rafel Conte a cualquiera que quiera profundizar un poco en la obra y en el estilo del escritor extremeño que habitaba en la Ciudad Lineal. Conte está de acuerdo con la primera de las acusaciones que se la han hecho tradicionalmente a Trigo, la de escritor erótico, pero matiza mucho esta calificación pues Trigo, para la base de una futura sociedad socialista en torno a un amor liberado, pone por modelos a la Venus pagana y a la Inmaculada Concepción (cf. pag. XIV de la introducción de Conte) y refuta la segunda, la de mal escritor ni más ni menos que con palabras de don Julio Cejador y Frauca, el ilustre catedrático: “De hecho es el novelista que más vivamente comunica al lector el fuego de sus enardecidos afectos…”. Un servidor, sin el conocimiento de Conte, el ilustre crítico, puede decir que Jarrapellejos es un reflejo de la España negra, esa España contra la que lucharon los regeneracionistas como Joaquín Costa, aquel maño que quería echar siete llaves al sepulcro del Cid, Por ahí anda la justicia vendida al cacique, los alcaldes ladrones y serviles, los servidores sin escrúpulos a los que Pedro Luis Jarrapellejos promociona a puestos notables. Vamos, como si la novela se hubiera escrito, poco más o menos, hoy mismo.

jueves, 21 de agosto de 2014

EL ALTAR MAYOR DE CONCHA ESPINA




Un día, hablando con mi buen amigo Jesús Sanz Rioja, culto profesor en las Delicias, pero no del Bosco, me decía que no había leído nada de Concha Espina y yo le decía que tampoco. Un servidor recuerda bien su calle, desde La Castellana hasta Príncipe de Vergara, pero no su obra. Cosas que pasan. Puesto a la labor, elegí Altar mayor, novela de 1926 por la que le concedieron el premio nacional de Literatura y que fue llevada al cine por Gonzalo Delgrás. En la novela, Teresina recibe ante el altar de Covadonga la promesa de Javier de la Escosura de un amor eterno, pero ya sabemos lo voluble que es el amor. No os cuento más, pero ya os imagináis lo que puede ocurrir con una venganza sui generis de la propia Santina. Escrita en un castellano arcaizante al igual que las novelas de Ricardo León, la obra contrasta con otra novela, Jarapellejos
 
de Felipe Trigo con la que estoy ahora y de la que os contaré a su debido tiempo. El lenguaje poético de Concha Espina es muy hermoso, pero me ha hecho mirar veinticinco veces el diccionario de la RAE porque había palabras que no había leído en mi vida. Os recomiendo la obra, pero modernos y postmodernos que se abstengan y que sigan con Paul Auster.  Por cierto, que la susodicha se llamaba de nombre completo María de la Concepción Jesusa Basilisa. Por fortuna para todos y especialmente para los alumnos de la ESO, se la conoce tan sólo como Concha Espina.

domingo, 17 de agosto de 2014

AMOR MI SEÑOR


Como en el caso anterior que ya traté en la entrada que precede a esta, Luisa Castro y un servidor somos, año más o año menos, coetáneos. Yo la leía en el suplemento literario de ABC e incluso en la edición nacional cuando mi abuela Patro leía el periódico que fue de los Luca de Tena. Recuerdo que hicimos el CAP (curso de adaptación del profesorado o algo así porque nunca lo supe muy bien) por la misma época y que ella lo tildó de Curso para Aburrir a las Piedras. El que haya sufrido el CAP me hace solidarizarme con ella y me abre un canal de simpatía; también el que esta chica de Foz escribiera en gallego y el que fuera premio Hiperión con Los Versos del eunuco en 1986 y premio Rey Juan Carlos en 1988 con Los hábitos del artillero. Todo este pedigree debería hacernos gozar con su lectura, pero ¡qué queréis que os diga!, Amor mi señor, un libro de 2005, que parte de unos poemas en gallego, lo he leído y no me ha emocionado pues es, como el caso de El príncipe rojo,  de esa poesía que dice y no dice porque lo importante es bavarder  et faire bruit de mouches que dicen los franceses, pero no decir. Yo la sigo queriendo porque aguantó el CAP como yo y porque se arranca con versos gallegos. De sus poemas os regalo éste que me hace gracia porque ejerce de esposa aburrida.

Buenas noches

Yo sólo espero
que llegue la noche para poder dormir.

Darán las once -no es la hora
todavía
de que se acuesten los niños-.

Un poco más y podré cerrar los ojos
hasta mañana.

El día me despertará
con la misma disculpa de siempre.

Le perdonaré, sí.

 

EL PRÍNCIPE ROJO


Almudena Guzmán  y yo somos, más o menos, coetáneos. Era de esas poetas que triunfaban cuando yo pisaba los pasillos de la Complutense y ella ya publicaba sus cosas en editoriales como Hiperión en las que, pese a mi provecta edad, nunca publicaré. No sabía que había nacido en el pueblo serrano de Navacerrada y tampoco sabía que, en el 2011, le habían concedido el premio Tiflos que concede la ONCE y que va, en principio, dedicado a los invidentes. Sin embargo, no me extrañaría que más de uno se sacara los ojos con tal de ganar un premio: cosas peores he visto.  Ya en aquellos años publicaba en ABC y se la veía por saraos poéticos de diversa índole. También sé que se maneja en el verso libre y en  el lenguaje coloquial y que, a rebufo de Blanca Andreu y de su chica, circula por los caminos del neosurrealismo (que me perdone Jaime Siles por haber acuñado esta palabra) Dicho todo esto, en este ferragosto, os comunico que he leído El príncipe rojo que fue galardonado con el Premio Internacional de Poesía “Claudio Rodríguez” en 2005,  cosa no rara pues el mismo Claudio Rodríguez le había publicado su Libro de Tamar  y en el jurado que le otorgó el premio había personas tan “claudianas” como Luis García Jambrina, hermano de mi amiga de Facebook Concha García Jambrina. ¿Qué si me ha gustado el libro? No es mi estilo este decir sin decir, pero supongo que será bueno cuando tan sabios doctores le concedieron el premio. ¿O no? Pensadlo durante este largo y cálido verano mientras leéis este poema en un banco, eso sí, a la sombra.
 
En un banco...
 
En un banco,
meneando aburrida mis zapatos de bruja,
yo veía al invierno entrar y salir,
flirtear con el aire y sentarse finalmente a mi lado.
(Otro -pensé- que tampoco tiene nada que hacer
         esta tarde.)

Ya me iba a levantar cuando descubrí su espalda
en la ventana de enfrente.
Usted hablaba con alguien.

Y en ese mismo momento
-los libros, cómo no, resbalaron patosos desde la falda
hasta el suelo-
se volvió a mirarme.