domingo, 31 de enero de 2016

JOSÉ LUIS PUERTO



José Luis Puerto es de La Alberca y nació en 1953. En el año de gracia de 1997, ganó el Gil de Biedma de poesía, pero esto para mí es apenas anecdótico, como lo fue para el propio Gil de Biedma que nunca ganó un premio de poesía. Puerto escribe con la muerte, la memoria y el arte que no es sino una manera de salvarnos en franca huida de la muerte. Lo he descubierto hace poco porque, Deo Gratias, aún me quedan libros por leer y autores por descubrir.

FEZ: LA MEDINA; EL ALMA
Todo está en venta aquí
Y acaso nuestra alma
Sea esta mañana la que más se vende.
¿Mas quién la compra?
¿En qué mercado estamos?
¿En qué medina pujarán por ella?
No hay regateo que pagarla pueda,
No tiene precio,
Porque más bien se da,
Es un paño tintado
Por la fraternidad y ésa es la moneda,
La única moneda
Con que puede adquirirse,
Paño tejido en el telar del tiempo,
Tintado en las cubetas
De los colores más hermosos
Por humildes artífices.
¿Quién quiere nuestra alma?
Ahora que está dispuesta
Es necesario que lo sepan todos:
Se encuentra preparada
Para el momento más hermoso
De la fraternidad.

ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA


Ya he dicho en más de alguna ocasión que me gustan mucho los poetas cordobeses y éste poeta del que os hablo ahora es del Valle de los Pedroches, más en concreto de Villanueva del Duque. Los he conocido con un libro de 1995 (¡veinte años ya!) llamado El rumor de los chopos. López Andrada es un poeta fino, sensible, de trazo delicado. Alguien que escribe estos poemas no necesita a Gonzalo Santonja para que le regale alguno de los premios de los que amaña. Como muestra, ahí tenéis uno:

Muy lejos, en el recodo de una tarde,
aún suena el oleaje
de los trigos. Llenándose de ausencia alarga el sol
su lento brazo de oro hasta las juncias.
Cose una niña ciega el corazón
de un águila en un lienzo.
Hay servilletas, cucharas de vainilla,
un plato hondo
en el que silba un tábano.
Ceniza.
De nuevo se alza el humo
entre los tallos
sagrados del silencio. Tras los tilos,
a un paso del columpio, en un balcón,
la luz de aquella infancia aún tiene frío.

LOS MISERABLES


A veces, los intelectuales (con perdón) somos un poco soberbios y, cegados por ese pecado capital, no queremos leer los libros que han sido un éxito desde hace casi dos siglos por más que su autor se llame Víctor Hugo. Los Miserables llevaban veinte años llamando a mi puerta y no los había querido leer, los había despreciado por estúpida soberbia. ¡Qué gran error, mon Dieu! Desde la primera página hasta la última, una corriente de la mejor literatura recorre las páginas de la novela y los personajes se nos van quedando guardados en el corazón, viviendo, gozando, sufriendo con ellos. Ya tengo una novela más entre las mejores que he leído en mi vida, entre las que me han hecho mejor persona, entre las que no podré olvidar nunca. ¡Gracias, don Víctor!

 

domingo, 10 de enero de 2016

VAMOS A CONTAR MENTIRAS


Me llama la atención cuando el PSOE acusa al PP de que han creado muchos independentistas cuando la cantera de los independentistas está en los colegios catalanes ( de las ikastolas ya hablaremos) en donde se lleva treinta años tergiversando la historia y convirtiendo una región que ha tenido muchos privilegios históricos en una nación sometida por la bota españolista. Son muchos años de mentiras inmisericordes contra la historia veraz; son muchos años contándoles a los niños la historia que querían que hubiera sido con una nación que no ha existido nunca más que en la cabeza febril de los independentistas; son muchos años haciendo héroes de villanos criminales como el san Lluís Companys,  creando héroes falsos como Rafael Casanova que, como buen caballero, murió en la cama rodeado de su familia y criados; han sido muchos años inventándose patrias, soñando con un paraíso basado en la insolidaridad y en la injusticia. Son muchos años de permisividad con la bandera, con la lengua, con los nombres de los comercios que tienen que estar obligatoriamente en catalán, la lengua del imperio de los necios que no han leído nunca a Pla, ni a Riba, ni a Espriú. Han sido muchos años de mentiras. Ahora no nos echemos las manos a la cabeza.

 

MI CATALUÑA


Cuando pienso en Cataluña, pienso en mi admirado Josep Pla, en Gaudí, en Pau Casals, en Verdaguer, en Carles Riba, en las maravillosas traducciones de la Fundación Bernat Metge, en Berenguer Amenós, en Bassols de Climent, en mi querido profesor Sabastián Mariner Bigorra, en Miquel Dolç, en Antoni Tapies,  en Josep Pons, en Jordi Casas, en Josep María de Segarra; en mis amigos José Luis Riera, gerundense como el sinvergüenza de Puigdemont, o Miguel Arrufat Pujol, tarraconense de Tortosa; también podría pensar en  Clementina Arderiu, en Salvador Espriú o en Clara Jarnés. Es decir, en gentes en los que estos analfabetos indocumentados serían incapaces de pensar. No pienso tampoco en esta Cataluña que han creado esta gentuza que han convertido un hermoso país en un burdel. No puedo pensar en los robos de Pujol, en las bravuconadas de Mas o en la caspa de la Rahola. ¡Pobre Cataluña, en qué manos has caído! El Gobierno de España está en la obligación ineludible de rescatar a los catalanes que se sienten españoles o que, sencillamente, no son independentistas y sacarlos de las garras de esta zahúrda en la que se ha convertido el gobierno de la Generalitat. Nunca tan malos catalanes – ladrones, corruptos, irresponsables- gobernaron su país. Es el momento de actuar contra ellos con todo el peso de la ley antes de que acaben convirtiendo mi querida Cataluña en un erial en donde ni las ratas, más dignas que ellos, puedan vivir.

 

MANUEL LLANO

A Manuel Llano lo tenía como un escritor de caseta de feria regional y estaba cometiendo con él una gran injusticia. Gracias a Sonsoles, la gran librera de Ediciones Tantín de Santander, he recibido en casa los tres tomos de sus obras completas y os digo que, al menos la lectura del primero, ha sido una de las grandes alegrías del año pasado. Me gustan los dos primeros, Retablo infantil y La braña porque en ellos el poeta puede al folklorista y menos el muy famoso Brañaflor porque el folklorista puede con el poeta. La prosa de Llano en los dos primeros libros y en algunas páginas de Brañaflor me recuerda a la prosa maestra de mi Azorín y mi Gabriel Miró, al que tanto debo y al que tanto he disfrutado. Veremos los que dan de sí los dos tomos siguientes que ya dejaré para el 2016, pero espero que el autor de Sopeña me siga deleitando con su prosa. Ya os contaré.