viernes, 31 de enero de 2014

EN LA PUESTA DEL SOL






         Siempre me gustó mucho la poesía alemana y mis primeros balbuceos con ella los hice con este buen poeta que se llama Joseph von Eichendorff. Mientras mi padre arreglaba el mundo del alpinismo en la RSEA “Peñalara”, yo me leía con paz y sosiego, en la oficina de la sociedad, los poemas de don Joseph. Como hablaba de montañas, me llegó enseguida al corazón y desde entonces hasta ahora. A Richard Strauss, que tenía una casa en Garmisch, también le llegó al corazón y en sus Cuatro Últimas Canciones, musicó esta maravilla que os traduzco aunque sé que va a perder del original alemán. Todo sea por este poeta con el que convivo en paz desde hace más de treinta años.



EN EL OCASO

Con penas y alegrías, nosotros
hemos caminado mano a mano.
De nuestros viajes reposamos ahora
en los campos tranquilos.

Se inclinan los valles en torno nuestro,
ya se ensombrece la brisa.
Tan sólo aún dos alondras levantan vuelo
soñando otra vez en el aire perfumado.
Acércate y déjalas que trinen,
pronto ya será la hora del descanso
y así no nos perderemos en esta soledad.

¡Oh, inmensa, dulce paz!
tan profunda en el ocaso,
qué cansados estamos tras el camino.
¿Es ésta esto entonces la muerte?



BARTOLOMÉ LLORENS




         Un buen amigo sacerdote, don Antonio Gómez, me habló hace un par de años de Bartolomé Lloréns, un poeta valenciano, de Catarroja para más señas, que, nacido en 1923, no llegó a vivir más de veintitrés años. Fue compañero de aula en mi querida Complutense de Fernando Lázaro Carreter y de Carlos Bousoño que le hace un bonito prólogo a esta edición que sabe a poco porque recoge poco más de una ocena de poemas, un hermoso ramillete de su obra, pero que deja con la miel en los labios.  José Julio Cabanillas lo emparenta con mucho acierto con José Luis Hidalgo, poeta también de los cuarenta, autor de un libro llamado Los muertos y autor del que tan sólo he leído algunos versos en una antología de poetas de la posguerra, pero del que siempre me he quedado con ganas de leer más  y no será raro que en breve una entrada de este blog lleve su nombre. Volviendo con el valenciano, os copio este soneto que me ha llegado hasta la más profundo de mi corazón. Lo compuso después de volver su mirada a Dios tras unos ejercicios con el Opus Dei y dice así:

PASIÓN

La corona de espinas, Cristo mío,
que fiera te mordió la limpia frente;
los clavos que en Tu carne transparente
se hundieron, apagando en Ti su frío;

el acerbo sudor, letal rocío,
la sangre que vertiste amargamente;
la lanza con que abrió la oculta fuente
de Tu costado el centurión impío;

Tus llagas, Tus dolores, Tu agonía,
en mí los siento arder, en mí los siento
al vivir tu pasión el alma mía…

Mas, ¡qué dulce tormento este tormento!
¡Por Ti, Jesús, me crucificaría

si así evitase yo Tu sufrimiento!  

LUIS ÁLVAREZ LENCERO



Mi amigo y compañero  Paco Galán, gran rapsoda abulense,  nació por las últimas tierras de la provincia de Ávila, casi en tierras de Medina, más en concreto en Orbita.  Este pueblo y Palacios de Goda tienen fama merecida por sus excelentes quesos. Pero esto es otra historia. Volvamos al camino. Como os iba diciendo, Paco es un gran rapsoda que pasó parte de su vida profesional en tierras pacenses y allí conoció la obra de dos grandes poetas extremeños: Luis Chamizo, del que ya he tratado en una entrada de este vuestro blog, y Luis Álvarez Lencero. Pues bien, pese a que  había oído muchas veces el CD con sus recitaciones que Paco tuvo a bien regalarme, nunca había reparado en la belleza, o más bien, en la fuerza de ese poema que se llama: Mientras exista un solo hombre en pena, no me habléis de la rosa ni de la primavera.  Álvarez Lencero es un gran poeta que se ciñe a las formas clásicas, pero en cuyos poemas palpita el hombre hecho verso, el barro extremeño hecho endecasílabo. Su vida no fue  afortunada y conoció el dolor y la enfermedad .Os dejo con él y con su voz recia de herrero.
No me habléis de la rosa ni de la primavera
Masticando la tierra,
descamisado y ronco,
sudando,
dando el callo de mi alma y de mi mano,
como un hueso desnudo, clamo,
abriendo el vientre de la madre tierra,
rabiosamente ibero y campesino,
para sembrar la luz y la esperanza,
para sembrar los puños y los gritos,
para sembrar a Dios que tiene hambre.
Masticando la carne que me duele,
el corazón me estalla por los ojos,
me sube y me amortaja como a un polo,
me viste de soldado la sonrisa,
me despelleja la cáscara del alma.

He aquí el dolor de los que padecen la bota que los aplasta.
He aquí el oro como un salivazo de pus.
He aquí la nada de una cuchara muerta sobre el hombro de un niño.
He aquí el asco del amo como un beso de jornal tuberculoso.
He aquí el yo que hiede a escalofrío de fusil apuntando.
He aquí el tú que señala como un dedo de verdugo.
He aquí el alma de los niños sucia de verdades y limpia de sabidurías.
He aquí los mineros de la pena escarbando un hoyo con las uñas para enterrarse.
He aquí los desterrados de la alegría,
los perseguidos y malolientes mendigos de la alegría
que se arrancan los ojos cuando ven a los pájaros felices.
He aquí los machacados a martillo, los yunques,
los que soportan cóleras y babas,
los marcados a hierro en las espaldas,
los estiércoles hombres que agonizan.
He aquí los sin manos, los que gastan
el puño de pedir el pan diario y no lo alcanzan,
los que dejan el hambre puerta a puerta
pero llevan al hombro el “Dios te ampare…”

¡¡¡Nooooo!!!
No se puede dormir esta noche.
No se puede vivir en esta tierra empapada de sangre.
No es posible dormir ni vivir a pierna suelta cuando
hay tantos hombres que sufren,
tanta gota de carne maltratada, fusilada,
tanto serrucho sobre el cuello de la libertad,
tanto llanto chupado por las sanguijuelas,
tanto sudor para engordar las tripas de los amos,
tanta cadena sobre el pecho del pan,
tanto clavo en el agua del sediento,
tanta piedra sobre la risa de la flor, sobre los muertos que caminan.


¡No! No me habléis de la rosa ni de la primavera.
Tirad vuestros sueños a la basura como ropa apolillada.
Tirad la cáscara de vuestra felicidad al retrete.
Tirad el perdón a la boca del que pide misericordia.
Tirad las monedas del sueño sin comprar un descanso.
Tirad vuestro sueño, digo,
vuestras manos y vuestros ojos a las covachas donde el piojo chupa,
donde la cama es suelo,
donde el frío se mata con unas tristes tablas de caja de sardinas,
donde las ratas riñen la batalla del mendrugo con los hambrientos.
¡No! No es posible y me avergüenzo de ser hombre.
¡Mientras exista un solo hombre en pena
no me habléis de la rosa ni de la primavera!

Poema de Luis Álvarez Lencero

   

EL DOCTOR RIP



           
Hace poco decíamos en este blog que Salvador Espriu nos había maravillado con su libro mitológico Las rocas y el mar, lo azul y no era descubrir el mediterráneo que este gran poeta catalán era un buen prosista y un buen dramaturgo.  Tampoco lo es si os digo que la lectura de Doctor RIP y otros relatos me ha parecido muy provechosa, en especial ese cuento en que Espriu se lleva a Fedra a la isla de Mallorca y la hace familia de nuestros conocidos Montcada, la familia mallorquina que aparecía en Mort de Dama, la obra ya comentada en este humilde blog de Llorenç Villalonga. Os lo recomiendo si queréis disfrutar de un buen prosista que es más conocido como poeta. Pero, ¿sabe alguien dónde está la poesía? ¿puede estar ausente de la prosa? Creo que no , pero que cada uno opine lo que quiera. En cuanto al nombre del doctor de marras, tal y como vamos con los recortes en Sanidad, más o menos todos los doctores van a ser RIP. Salut.

HÖLDERLIN



         Mucho ha tardado en aparecer por este blog Friedrich Hölderlin, pero, por fin ha hecho su aparición tras leerme en este mes de suave enero su libro Poesía juvenil que era de los pocos libros que no había leído de él. En esta cuidadosa traducción y edición de Anacleto Ferrer, se recogen los versos que escribió entre los catorce y los diecinueve años. No es el gran Hörderlin, pero ya “apunta maneras” – si se me permite el símil taurino_ de gran y consumado poeta.  No os presento un poema de este libro, sino su conocido poema Grecia en la versión magistral de Vicente Huidobro:
GRECIA

Tanto vale el hombre y tanto vale el esplendor de la vida,
los hombres a menudo son amos de la naturaleza,
para ellos la tierra hermosa no está escondida,
sino que la dulzura se desnuda mañana y tarde.

Los campos abiertos son como los días de la siega,
alrededor se extiende espiritual la vieja leyenda,
una vida nueva vuelve siempre a nuestra humanidad,

y el año se inclina aún una vez silenciosamente.

domingo, 26 de enero de 2014

VOCES ACALLADAS (NEGRO SPIRITUALS)




         Llevaba ya mucho tiempo buscando el tono para un poema sobre los negros, sobre la barbarie que fue arrancarle de sus tierras de África para llevarlos, como animales o peor aún como objetos, a las tierras de América y de Europa. Era difícil encontrar algo que me diera la “inspiración” y creo que lo he encontrado en ese género que tanto  me gusta que es el espiritual o goodspel. Este es el poema que he escrito en parte con fragmentos de espirituales, en parte con versos de cosecha propia. Lo publico con miedo y os pido vuestra opinión. Me resulta muy importante para seguir o no seguir con el libro. Gracias, amigos.

NEGRO SPIRITUALS
Me siento, a veces, Señor, como un niño sin madre,
hacinado en este barco de muerte
a donde la mano del blanco me trajo.
Nadie sabe, Señor, el tormento que me abate,
que me arroja por tierra como piltrafa para los puercos.
¡Desciende, Moisés, libera a tu pueblo!
Nadie conoce mi pena salvo tú, Jesús, que me salvas,
que viste la mano asesina que me arrancó de la selva.
Pero muy pronto una hermosa mañana, la muerte
me romperá las cadenas, abrirá los grilletes
y sonarán las campanas con la alegría del cielo.
¡Cabalga, Rey Jesús! Sobre mí ningún hombre
ejercerá su poder con la furia del látigo.
Cabalga, Rey Jesús,! He visto tu blanco caballo
cruzando el Jordán; he visto tu blanco caballo,
Señor, y ningún hombre mancillará la noche en mi carne.
¡Bendito Señor! Cógeme de la mano
cuando me encuentre perdido en las tinieblas,
cuando el amo me venda o me compre;
he viajado por el umbrío valle de la muerte
y he visto, como Ezequiel, las resecas osamentas
y, como él, he gritado con esperanza:
ahora escuchad a palabra de Yavé que nos salva.
Señor, llévame hacia tu luz
ahora que ya me hundo en el camino.
Porque, yo sé, Señor, que un día
dejaré ante tus puertas mi pesada carga;
que serán una mañana radiante y hermosa
cuando Pedro haga sonar las campanas
y nos sentemos contigo en la mesa
que desde antiguo nos tienes preparada.
Y también sé que esta alegría
por nadie ni nada nos será arrebatada.


OCASO ENTRE POLEY Y BOECILLO



        Otra vez estamos juntos, querido Vicente, en esos ocasos tuyos en Poley, en esos ocasos míos  junto a aquel saúco a cuyo olor leía yo tus versos en mis años abulenses. Otra vez pasan por mis ojos tus ermitas, tu Córdoba, con tus pinares en sombra. Otra vez siento el barroquismo de tus poemas, tus hermosos colores que llenan mi alma. Hacía tiempo que no compartíamos el gozo de encontrarnos, de escuchar unos buenos cantes flamencos, de hablar de poesía. Ya sé que te has muerto de pura belleza, de pura  sensibilidad, pero otra vez te tengo ante mí, querido Vicente. Ahora que tengo otra vez en mis manos y en mi alma Ocaso en Poley  vuelvo a sentir la emoción de cuando fui ese antiguo muchacho, aquél al que cantara tu amigo, mi muy admirado Pablo García Baena. ¡Qué grandes los poetas de Córdoba! Desde don Luis de Góngora enseñándonos a amar la belleza de la que decía Antonio Gamoneda que había que ser muy hombre para poder gozarla. En este ocaso castellano de nubes cárdenas por el monte de Boecillo, te sigo leyendo, poeta que nunca conocí sino por tus versos; amigo al que siempre traté en mi corazón; hermano al que siempre llevo en mi alma.
Otoño

¿Y cómo te diré, amor, que ya es otoño
desde esta lejanía que hace bello al deseo,
si la lluvia que moja mis hombros es lo mismo
que todos los recuerdos dulces y las promesas,
y las nubes tan grises no son como tus ojos?

¿Qué tristeza que sabe a una antigua alegría
tiene el parque alfombrado de crujientes serojas,
si tú vives lejísimos y mi vida no tiene,
cual las oblicuas tubas de los talados árboles.
otro destino ahora  que la desnuda espera?

¿Es algo quizás nuevo o es solamente el tiempo
que otra vez de improviso vierte sus caravanas
de humedades y olores de papeles y tierras,
de viejos palomares y de tejas oscuras,
el tiempo que regresa como un joven desnudo,
mojado y casi ebrio de un viaje larguísimo?

Pero yo sólo sé, amor, que ya es otoño,
que tu recuerdo este día triste me empuja
al final de los parques donde estuvimos juntos,
los parques de otras tardes claras en que el perfume
de los tilos en flor era igual que un abrazo,
y una caja de música morada las Descalzas,
cuando los barrenderos lentamente volvían.

Y también sé, amor mío, que desde  mi tristeza
vanas serán las rosas que prepara la tierra,
que nunca la melisa silvestre volveremos
a coger por las lomas leves de los ejidos,
que indiferente a este pecho que se me muere
sus flores el ciclamen volverá a dar tan bellas.

Y por eso, quisiera expirar junto a esas
húmedas avenidas de alerces solitarios,
porque una vez jugamos donde una fuente ahora
con la ilusión de mayo contentísima gime.


De "Los días terrestres" 1957



martes, 21 de enero de 2014

CE QUE JE CROIS



 
Jean Guitton fue un filósofo francés que escribió muchos y buenos libros. A mí me lo “presentó”, viniendo de Palencia en el tren, mi buen amigo Juan de los Mozos de cuyo paradero apenas sé nada. Juan es un buen lector en francés y tiene un gran aprecio, como un servidor, por el país de la liberté, la egalité et la fraternité.  Guitton se educó en la escuela laica francesa,  entre compañeros judíos y ateos y, como él mismo declara en su libro, eso le ayudó bastante en su fe. Fue un católico francés amigo de los papas, gran defensor del Concilio Vaticano II y amigo íntimo de François Miterrand con el que mantenía amenas conversaciones. Ya hablé de esto en una entrada del blog y de cómo la traducción de esas conversaciones civilizadas en esta piel de toro me parecen casi imposibles. Lo último que he leído de él ha sido Ce que je crois y está lleno de grandes párrafos que me sirven, con perdón, hasta para mi vida espiritual. Tengo preparado para su lectura L’amour humaine, pero tendrá que esperar algún tiempo. Mientras tanto,  disfruto releyendo algunos párrafos tan sensacionales como éste:

         Si los ateos estuvieran tan seguros de tener razón, no serían agresivos. Su celo, su propaganda, su crudeza les vienen precisamente de que no están seguros y porque quieren asegurarse por contagio, por  ser muchos, por esa seguridad que nace de la unanimidad”.
            Quizás algo parecido ocurre con los partidarios del aborto: que nos quieren convencer  de algo de los que ellos tampoco tienen claro que no sea un crimen.

domingo, 19 de enero de 2014

NOSTRA IN MARE FORTUNA


        
         Cuando yo era pequeño, los taxis negros y con unha franja azul e branca, como a bandeira de Galicia esperaban en las paradas a los clientes muy cerca del bar Lelé, el de las jarras de cerveza y el plato de cacahuetes. Al pasar, me fijaba en su escudo en el que destacaba un lema: NOSTRA IN MARE FORTUNA. Como por aquellos días yo desconocía la lengua del lacio, entendía aquel lema como “nuestra inmensa fortuna” quizás porque era una inmensa fortuna estar en aquella villa gallega en aquellos veranos largos como miradas en las que las estrellas de mar se secaban el los alféizares de las ventanas y en la ría la barca de Tramahunda enredaba en amores a la isla de Tambo con su mágica luz serotina. Pasó el tiempo y aprendí latín aunque dejé de ver la sagrada luz de la barca de Tramahunda porque sólo los ojos de un niño pueden ver los milagros. Sin embargo, detecté un fallo en la traducción que me ofrecían algunas personas de lo que habían querido decir en latín los antiguos habitantes de Marín . No, aquello no podía significar  “nuestra fortuna está en el mar” porque MARE esta en acusativo acompañado por la preposición IN que le da un sentido de lugar “hacia dónde”. Para que fuera “en el mar”, la forma latina tenía que ser MARI que es la forma en que se pone en ablativo un neutro de tema en i. Cualquier alumno de primero de Bachillerato sabe esto, pero creo que ya es tarde para cambiar el escudo de Marín. Además, no me apetece porque sería como romper mis recuerdos, destruirme el café Colón o La Orensana. Y ya no estoy para estos trotes. 

 

EL JESUITA


       
Tenía en la lista de espera a este libro grande sobre el papa Francisco y ya tenía ganas de hincarle el diente. El jesuita, como se conoce este libro en Hispanoamérica, es un libro de entrevistas en las que Francisco va hablando de todo un poco. Y habla bien y con acierto. Sus palabras me han ayudado mucho en estos momentos de oscuridad por la que estamos pasando todos cuando el mundo que ganaron nuestros padres está siendo destruido por la rapiña sin freno de unos cuantos. Francisco “transita por las sendas de la paciencia , pero también de la acción y tiene palabras para los pobres, las grandes víctimas de nuestro inmoral e inhumano sistema. ¡Qué gran Papa nos ha dejado el Espíritu Santo, el amigo amoroso del pobre!

EL SEÑOR PRESIDENTE



        
     
Gracias a mi amigo Jesús Sanz Rioja, he llegado a la lectura gozosa de El señor presidente, ese libro mágico, barroco, deleitoso de Miguel Ángel Asturias, autor que conozco desde aquella enciclopedia que me compraron  mis padres cuando estaba en el colegio y que tanto bien me ha hecho en mi devoción lectora. Nada más leer las primeras líneas, me enamoró su lenguaje barroco bellísimo, parecido al de Carpentier, y ya me vi perdido por las intestinales calles de la ciudad tropical en donde ese presidente casi onírico ejerce su dictadura. Como bien señala Jesús, ni siquiera la redención por el amor es posible pues Cara de Ángel, malo y bello como Satanás, también muere en la cárcel con la idea de que su mujer, hija del general Cárdenas, ha acabado aceptando los requiebros del oscuro general. Una obra maestra que os recomiendo. Para febrero, Deo volente, me reservo el gozo de Los hombres de maíz. Ya os contaré.

lunes, 13 de enero de 2014

DER ROSENKAVALIER

     
     
No puedo negar mi gusto y mi afición por Richard Strauss, tanto en su obra orquestal como en su obra teatral y liderística. Desde sus primeros conciertos para trompa hasta las Metamorphosen, su última composición para orquesta, la calidad de Strauss fue enorme. No voy a entrar en sus “tres pecados capitales”, aceptar el cargo de presidente de la Cámara de Música del Tercer Reich, asumir la dirección del Gewandhaus de Lepzig cuando los nazis expulsaron a Bruno Walter y dirigir en Bayreuth cuando Toscanini se había negado a hacerlo, porque en 1948 fue declarado inocente de colaboración con el régimen nazi y porque en 1945 escribió una de las partituras para orquesta más impresionantes que he oído nunca y que he citado unas líneas más arriba: Metamorphosen, un grito contra las atrocidades y barbaries de la Segunda Guerra Mundial. Como un ejemplo de la gran calidad de sus óperas en las que, desde Elektra,  firmaba el libreto ese gran poeta austriaco que fue Hugo von Hofmannsthal, os dejo un fragmento del libreto de su ópera más liviana, El caballero de la rosa, en la que la Mariscala habla del paso del tiempo.
El tiempo es una cosa extraña.
Mientras una vive su vida,
es absolutamente nada.
Luego, de repente,
no se es consciente de otra cosa.
Nos rodea totalmente,
y también está dentro de nosotros.
Gotea por nuestros rostros,
gotea ahí en el espejo,
fluye por mis sienes;
y entre tú y yo de nuevo
silenciosamente, como un reloj de arena.
¡Oh, Quinquin!
A veces, lo oigo fluir inexorablemente.
A veces me levanto en medio de la noche
y paro todos los relojes, todos.
Sin embargo, no hay que temerlo.
El tiempo también es una criatura
del Padre que nos hizo a todos.

Traducción de Fernando Fraga y Blas Matamoro


Sin comentarios.

miércoles, 8 de enero de 2014

LOS POLVORONES DEL REY



         Prometí en su momento dedicarle una entrada a Blancanieves Tejedor y lo cumplo. Esta señora de la que apenas sé nada aparece como la confitera que elabora con esmero los polvorones Felipe II, también llamados Los polvorones del Rey. Estos polvorones de calidad suprema están hechos en Vitoria, lugar en el que nadie colocaría una fábrica de polvorones que más bien se ubican en el sur de España. En el ángulo superior derecho, se puede leer, firmado y rubricado por la propia Blancanieves que “esta joya de la confitería es obtenida conforme a la fórmula y elaboración más antigua que se conoce”. Tan excelsos polvorones tienen numerosas medallas de oro en diversas exposiciones y, en el año 2013, recibieron el SABOR SUPERIOR AWARD, algo así como un estrella Michelin de alimentos y bebidas. Tienen su página web, www.reyfelipe.com, y están exquisitos. Cumplida la promesa de hablar sobre tan suculento confite, paso a degustar uno a vuestra salud.

domingo, 5 de enero de 2014

MANUEL BARBOSA DE BOCAGE


     
Este soneto con tres cuartetos de Manuel Barbosa de Bocage, ese gran poeta portugués del XVIII, es una triple obra de arte: por un lado, el poema en sí; por otro, la música de Alfredo Duarte “Marceneiro” que le puso en los moldes de un fado “cuf”; finalmente, la interpretación fantástica del maestro Carlos do Carmo. Hoy, víspera de Reyes, os lo dejo como regalo en esta traducción que pergeñé el otoño de 2012. Espero que os guste aunque sé que a Jaime Siles no le va a gustar. Me da lo mismo que lo mismo me da.
Ya de nuevo en mis ojos aparecen
la gracia, risa, flores de alegría;
ya, en mi miedosa fantasía,
cuidados que velaban se adormecen.

La humanidad, nacida para amar,
tarde o presto cae en brazos de ternura;
tú eres dulce atractivo; hermosura
es convencer, es seducir, es encantar.

La flojera en el amor es una ofensa,
ofensa que se alza a grado supremo;
pasión pide pasión; fervor extremo
con extremo fervor se recompensa.

Si un celeste poder, tirano y duro,
esclaviza a veces las libertades,
¿de qué servía, razón, tu fuego puro?

No fuerzan corazones las divinidades:
sino amigo no hay, ni sino oscuro;
hados son pasiones, son voluntades.


viernes, 3 de enero de 2014

EL PADRE SOPEÑA


         Recupero este escrito de noviembre de 2012 en el que hablaba del padre Sopeña. Merece la pena su lectura aunque tengo que retocar el final pues ya leí el libro sobre Mahler que recomendaba Pérez de Arteaga y me pareció genial.
Os dejo con el padre Sopeña.

         Últimamente he leído algunas cosas de Federico Sopeña y, la verdad, no me ha disgustado. Leí hace algún tiempo su libro El lied alemán y me pareció un estudio muy digno teniendo en cuenta la época en la que se escribió. Hace pocos días, he terminado Escrito de noche una colección de artículos sobre personas y sobre intimidades que me ha gustado bastante aunque en ocasiones la sintaxis del padre Sopeña es un tanto abrupta, nerviosa, entrecortada. De aquel primer libro que leí recuerdo una muy hermosa descripción de la ciudad de Zwickau: “Nuestro primer verano es primavera tardía en la Alemania central: como encanto de esta primavera, recuerdo yo, viajando muy joven de Bad Elster a Dresde, la visión a la izquierda de Zwickau, ciudad pequeña, recogida, como a la defensa de su silencio”. Y desde que lo leí, me vino el deseo de habitar en tan hermosa ciudad en la que tan sólo ese silencio se vería roto por el piano encantado de algún romántico músico que en una casa pequeña con su pequeño jardín componía al amor y a la vida. Cosas de madurez.
         Del segundo libro, recuerdo esa visión del Conservatorio de Madrid  cuando por él andaban José Cubiles, Lola Rodríguez de Aragón, gran amiga de Sopeña, García Matos, Regino Sainz de la Maza y otros grandes músicos. A esa generación le siguió la de Cristóbal Halfter, pero, siempre según Sopeña, el Conservatorio ya no fue ni era - cuando él escribe son los años ochenta- aquel Conservatorio que conoció.

         El tercer libro aún no lo he leído y su tema es Mahler. Esta obra es muy elogiada por José Luis Pérez de Arteaga, gran mahleriano donde los haya. Cuando lo lea, ya os contaré. Mientras tanto me quedo recogido en el silencio  de Boecillo que aunque no es Zwickau tampoco es lugar en donde no reine el silencio y more el ruido.

KENNST DU DAS LAND?


       
                 
Por fin escribo esta entrada de blog sobre esa tierra maravillosa que es Palencia. El día 30 de diciembre de 2013, la familia González Villafruela se llegó hasta la ciudad de Palantia cumpliendo con ese viaje ritual e iniciático que realiza todos los años. Primero, esa carretera desde la que se ven los chopos del Canal de Castilla; al poco, “el olor a norte” que ya se percibe en La Trapa y, más adelante, la curva del Pisuerga tantas veces vista desde el tren cuando Palencia era mi lugar de trabajo. Ya en la capital del Carrión, recorrer la Calle Mayor sin importarnos que la filmara Bardem o que la haya recorrido la Duquesa de Alba con su flamante marido palentino; en el Alaska, bar que se abrió el 17 de julio de 1936, intentar tomar un vino y no poder por el gentío que lo ocupa. Pero no importa, siempre nos quedará El Casero con sus tortillas de jijas y sus gambas al buñuelo. En los 4 hermanos, los milhojas de casi diez centímetros de chantilly del bueno y pompón de clara para coronar la obra (finis coronat opus); en la confitería Portillo, los polvorones de Felipe II (tendrán su entrada aparte), esos que prepara con esmero la señora Blancanieves Tejedor en Vitoria.  Un paseo por la Plaza mayor con su escultura de Victoria Macho  y regresar al coche para volver a Pucela. Yo os recomiendo este viaje iniciático para conocer esta hermosa ciudad y, si no conocéis su Catedral, pararos en ella y disfrutadla: merece la pena. Mientras tanto, os hago la pregunta de Goethe:
 Kennst du das Land wo die moñas coritas blühn? Kennst du es wohl?

O Vater, lass uns ziehn!

jueves, 2 de enero de 2014

LOS ORBES DEL SUEÑO DE CLARA JANÉS






         El último libro que he leído este año ha sido Orbes del sueño de Clara Janés de cuyo padre habíamos tratado en otra entrada de blog. Orbes del sueño es un libro de poesía llevada hasta el más puro concepto, de poesía purísima, de  poesía de difícil comprensión y que Clara Janés lleva por los caminos de la matemática y de la física. Gaetano Chiappini, en la contraportada del libro dice “… siendo este poemario una especie de algoritmo a quien se han confiado caminos y vueltas de hermenéutica leve como una nevada misteriosa como la nieve con lluvia o sol…” Os dejo en prenda este poema de la página 69:
el negro de la noche
es lejanía
estrellas apagadas
un pasado sin fin
hasta el origen
sólo el presente es luz
que no mayor certeza
ni libertad
y en la negrura
capto
las redes quebradizas
de cuanto fue
mutante
o dejó de ser
tras ser creado
de la nada




         Por cierto, aprovechando que ésta es la primera entrada del 2014, os felicito este tiempo de Navidad en el que estamos y os deseo un feliz año nuevo.