martes, 21 de enero de 2014

CE QUE JE CROIS



 
Jean Guitton fue un filósofo francés que escribió muchos y buenos libros. A mí me lo “presentó”, viniendo de Palencia en el tren, mi buen amigo Juan de los Mozos de cuyo paradero apenas sé nada. Juan es un buen lector en francés y tiene un gran aprecio, como un servidor, por el país de la liberté, la egalité et la fraternité.  Guitton se educó en la escuela laica francesa,  entre compañeros judíos y ateos y, como él mismo declara en su libro, eso le ayudó bastante en su fe. Fue un católico francés amigo de los papas, gran defensor del Concilio Vaticano II y amigo íntimo de François Miterrand con el que mantenía amenas conversaciones. Ya hablé de esto en una entrada del blog y de cómo la traducción de esas conversaciones civilizadas en esta piel de toro me parecen casi imposibles. Lo último que he leído de él ha sido Ce que je crois y está lleno de grandes párrafos que me sirven, con perdón, hasta para mi vida espiritual. Tengo preparado para su lectura L’amour humaine, pero tendrá que esperar algún tiempo. Mientras tanto,  disfruto releyendo algunos párrafos tan sensacionales como éste:

         Si los ateos estuvieran tan seguros de tener razón, no serían agresivos. Su celo, su propaganda, su crudeza les vienen precisamente de que no están seguros y porque quieren asegurarse por contagio, por  ser muchos, por esa seguridad que nace de la unanimidad”.
            Quizás algo parecido ocurre con los partidarios del aborto: que nos quieren convencer  de algo de los que ellos tampoco tienen claro que no sea un crimen.

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