Si, hace
un par de entradas, comentaba lo chabacano del señor Margheri, la presentación
de la Novena de Beethoven (del que hablábamos en la entrada anterior) con un
cartel chabacano y hortera en el Auditori de Barcelona me hace poner el grito
en el cielo. Estamos inmersos en una sociedad chabacana y zafia que lo va
impregnando todo. El pacto con la mediocridad es tan descarado que provoca
vómitos. Ni mis querido Chunguitos, ante todo unos grandes profesionales, se
hubieran rebajado a tamaño dislate para promocionar un concierto en Parla.
¿Cómo es posible que gente tan culta, tan comprometida con el puto procés, sean capaces de anunciar así la
Novena? Esta sociedad huele a burdel barato con pachulí y luces rojas y llevamos
muy mal camino. Estáis avisados.
domingo, 10 de marzo de 2019
SUBLIME DECISIÓN

LA TABLETA DEL BARÍTONO
Se equivoca
el señor Gianluca Margheri, barítono florentino, al enseñarnos sus tabletas en
las redes “suciales”. En el mundo de la lírica, plagado de señoras gordísimas
pero cuya voz era fino cristal y de tenores en los que lo más importante era su
voz, no cabía lo chabacano y el muestrario de tabletas de este barítono es una
chabacanería propia de un jovencito ahíto de anabolizantes. Es probable que
hasta cante bien, pero esto de que los cantantes de ópera hagan con su pecho
algo más que cantar y dar notas no es nuevo pues, de unos años a esta parte, los directores de
escena gustan de que los cantantes masculinos “enseñen” sus pectorales para
gozo de alguna funcionaria menopáusica que ande por el patio de butacas y que
esa noche cubrirá sus sueños con la imagen del “macizo” de turno. Maria Joao
Pires abandonó la Deutsche Grammophon porque algunas artistas del sello
amarillo enseñaban en las portadas algo más que su música. No podemos convertir
la ópera en un plató de Telecinco, la casquería de la televisión. Por eso y con
todo mi respeto, le diría señor Margheri que se guarde sus tabletas para
merendar el “pan y catecismo” y que, si quiere hacer carrera musical seria, la
haga con su voz y su saber musical. Lo demás se lo dejamos a gigolós de Fuenlabrada.
LA DESAMPARADA HERMOSURA
La
desamparada hermosura de José María Álvarez viene precedida en cada poema por
versos virgilianos lo cual es muy de agradecer por la colonia de filólogos clásicos
que habitamos en España. Este poeta de Cartagena cuya obra Museo de cera tuvo – y tiene-, un gran éxito con ocho ediciones que
se extienden en el tiempo de 1974 a 2016, escribe bien a la sombra de los versos del vate de Andes y
tiene la delicadeza de “cubrir” su poemario con una acuarela de José Antonio
Sandoval García. Buena poesía que nos sirve Renacimiento en su Calle del Aire.
LA MIREYA DE MISTRAL
Cante uno chato de Prouvènço.
Dins lis
amour de sa jouvènço,
A travès de la Crau, vers la mar, dins li blad,
Umble escoulan dóu grand Oumèro,
Iéu la vole segui. Coume èro
Rèn qu'uno chato de la terro,
A travès de la Crau, vers la mar, dins li blad,
Umble escoulan dóu grand Oumèro,
Iéu la vole segui. Coume èro
Rèn qu'uno chato de la terro,
En foro de la
Crau se n'es gaire parla.
domingo, 3 de marzo de 2019
LAÍN ENTRALGO Y EL PODER CURATIVO DE LA PALABRA
Hablar de don Pedro Laín Entralgo no está de moda
como la mayoría (gratias Deo ago) de
las entradas que escribo. Don Pedro nació en un pueblecito de Teruel, Urrea de
Gaén, en 1908. Doctor en Medicina y en Ciencias Químicas, Laín es el modelo de
médico humanista que se está perdiendo en todo el mundo porque la medicina ha
olvidado que aunque es una techné
tiene también mucho de lógos iatrikós
o palabra curadora. Laín, que era discípulo de Xavier Zubiri, otro que también
está pasado de moda para el analfabetismo reinante, escribió un libro que voy
leyendo despacio porque ni soy médico ni filósofo y tengo que ir asimilando lo
que el maestro va desgranando en El poder
curativo de la palabra. El conocimiento de Laín sobre el Corpus Hipocraticum y sobre los autores
griegos en general (de los que, modestamente, sí que sé un poco) es enorme.
Desconozco su capacidad clínica, pero la faceta intelectual de este médico
turolense me parece envidiable. Con toda
justicia, le concedieron el Premio Príncipe de Asturias en 1989, doce años
antes de que falleciera en Madrid en el 2001. Los de siempre, para fastidiar, cuentan que
Laín fundó Escorial junto con Dionisio Ridruejo, que dirigió la Editora
Nacional, - esa editora tan del Régimen
que publicaba en ella Agustín García Calvo- , o que llegó a formar parte del
Consejo Nacional de FET y de las JONS. Os puedo decir con toda sinceridad que
me importa un carajo. ¡Mientras no se hubiera sacado los títulos por la Rey
Juan Carlos!
ORIOL JUNQUERAS Y LA CULTURA CLÁSICA
Estos tíos del procés es que no
tienen arreglo. El otro día, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, va Oriol
Junqueras y suelta que él, como Séneca, como Sócrates y como Cicerón, ha
preferido quedarse en España ( perdón, en este país que les oprime) y no huir
como su jefe de banda, aquel fulano que anda por Waterloo. Puede que Junqueras
sepa mucho de independentismo y de saltarse las leyes, pero se tenía que venir
para Tudela para que le enseñáramos un pelín de Cultura Clásica que nunca viene
mal.
Empecemos
por Séneca. Este cordobés había sido el profesor de una bestia parda como
Nerón. Cuando el “nene” se le ocurrió meter en un barco a su madre Agripina y
luego hundir el barco, parece lógico que Séneca se lo afeara, pero, para salvar
el pellejo, escribió una carta al Senado en la que exculpaba al monstruo
diciendo que su madre había conspirado contra él. El cordobés aprovechó para
pedirle a Nerón un permiso y se fue con su esposa Paulina a recorrer el sur de
Italia. Fue entonces cuando escribió las Cartas
a Lucilio, llenas de maravillosos consejos sobre comportamiento moral que
se podría haber aplicado a sí mismo.
Unos
años más tarde vino la conjura de Pisón, un intento de golpe de estado para
acabar con Nerón, y esta vez el pupilo
no tuvo conmiseración con su maestro: ordenó su condena a muerte junto con
otros muchos patricios. Sin embargo, como Séneca era un caballero, decidió, tal
y como se esperaba de él, cortarse las
venas de brazos y piernas en el baño y
así morir con honra y dignidad. ¿Alguien ve algún parecido con el caso
de Junqueras? Yo tampoco.
Vamos
con el segundo. Cicerón había escrito unos discursos bellísimos que eran las Filípicas, llamadas así por semejanza con
las de Demóstenes contra el padre de Alejandro Magno. Pero estas Filípicas no
tuvieron tanta suerte como sus Catilinarias pues Antonio y Augusto se
reconciliaron y a esa pareja se unió Lépido que formaría el segundo triunvirato.
Augusto permitió a Antonio que proscribiera a Cicerón y, como el amante de Cleopatra se la tenía jurada por las Filípicas, ordenó que su cabeza y sus manos fueran colocadas
en la tribuna de los Rostra, justo en la que el orador de Arpino había
defendido tantos casos. Aunque se marchó a su villa en el campo, - mors et in Arcadia est-, un
legionario romano lo mató. Stefan Zweig lo cuenta maravillosamente bien en su
libro Momentos estelares de la humanidad.
¿Alguien ve algún parecido con lo de Oriol Junqueras? Yo tampoco.
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