sábado, 18 de abril de 2015

EL PERFUME



Mi abuela  Patrocinio se quedaba estupefacta por mi facilidad para reconocer los perfumes. Cuando iba con ella al teatro,  era capaz de saber qué perfume llevaba el caballero que se sentaba en la butaca de delante. Es más, en una presentación literaria a la que he acudido ha poco, noté el caro perfume de Térre de Hèrmes. Todo esto viene a cuento porque he leído la novela de Patrick Süskind, gran éxito editorial hace ya años, y que, dados mis antecedentes como nariz sensible, llevaba un tiempo con  deseo  de leer. El perfume. De este autor voy leyendo poco a poco obras y de ninguna salgo defraudado. Ya hablé hace poco del caso del señor Sommer y su continua huida de la muerte y ahora os hablo de este personaje que, frente a su inodoridad, puede descubrir cualquier perfume. En su búsqueda del perfume perfecto – que huele una tarde en París –el protagonista llegará a matar. El pobre hombre huele perfumes, pero se olvida de que la fuente de ese perfume es una persona. Es, en definitiva, un enfermo que no ha conocido el afecto humano y que tan sólo vive en un mundo de olores, pero en el que no hay seres humanos. La novela me ha parecido buena y me ha hecho pasar un buen rato. ¿Qué más se puede pedir?

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario