sábado, 18 de abril de 2015

STEFAN ZWEIG


Hace muchos años que llevo leyendo a Stefan Zweig y nunca me ha defraudado. Cuando vivía en aquella ciudad levítica en la que pasé diez años, le tenía en una fotografía en mi habitación, hasta tal punto era y es mi devoción por él. En este libro último que he leído, don Stefan tampoco me ha defraudado. Jamás puede el lector pensar que el libro acaba como acaba pues el comienzo es de un tranquilo profesor universitario que se retira con un homenaje en forma de libro por parte de sus discípulos, esos que se le han estado subiendo a la chepa para conseguir una plaza en el departamento. Sin embargo, el catedrático de inglés cuenta cómo conoció a su vez a otro profesor que le cambió su vida y cómo ese profesor ocultaba un secreto que hoy no hubiera sido tal, quizás hasta timbre de gloria para algunos, pero que marcó su vida. Zweig se acerca a este secreto con gran maestría y nos descubre la lucha interna de este hombre. Merece la pena llegar hasta el final recorriendo esa corriente eléctrica que es la prosa de Zweig. Merece la pena sufrir con este hombre de dolores. Os lo recomiendo, claro, cómo no.

 

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