lunes, 26 de octubre de 2015

EL DUQUE DE RIVAS EN MI BICICLETA


Mi primer conocimiento de Ángel Saavedra, duque de Rivas, se lo debo a mi abuelo Luis que tuvo la idea de decorar con vitolas de puros los tubos de mi bicicleta BH y en esas vitolas venían pintados los escritores más importantes. La de don Ángel caía justo en el tubo horizontal en el que se apoya el sillín y , cada vez que  montaba, mis ojos se iban sin querer al noble duque escritor. Más tarde, leí su don Álvaro y  me hice muy devoto de La forza del destino de Verdi. Y ahora he regresado, en este otoño mollar y melancólico a la lectura de sus Romances, tan bellísimos y tan llenos de esa musicalidad tan romántica y que tanto se echa de menos en la poesía actual. Colón, Castaños, San Francisco de Borja y otros héroes pasan por los poesía apasionada del duque.

¡Gracias, don Ángel,   por sus poemas y por los años que me acompañó en mi bicicleta!

Mísero leño

Mísero leño, destrozado y roto,
que en la arenosa playa escarmentado
yaces del marinero abandonado,
despojo vil del ábrego y del noto.

¡Cuánto mejor estabas en el soto,
de aves y ramas y verdor poblado,
antes que, envanecido y deslumbrado,
fueras del mundo al término remoto!

Perdiste la pomposa lozanía,
la dulce paz de la floresta umbrosa,
donde burlabas los sonoros vientos.

¿Qué tu orgulloso afán se prometía?
¿También burlarlos en la mar furiosa?
He aquí el fruto de altivos pensamientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario