domingo, 13 de marzo de 2016

PEPE EL DE LA MATRONA







Pepe el de la Matrona cantaba como si una esfinge de piedra se arrancara por seguiriyas o por soleares. Tenía un cante pétreo, que le salía de las tripas o del alma, y que llegaba hasta el corazón del aficionado. Había que oírle por tientos o por tangos, como había que oírle por fandangos o por martinetes. Lo chico y lo grande tenían su morada en la voz de este cantante payo – el flamenco no es patrimonio exclusivo de los gitanos – cuya voz emocionó a Xenakis. Era sevillano y tenía un ángel para cantar por tientos el “dónde vas con mantón de manila, dónde vas con vestido chinés” de  La Verbena de la Paloma. Era un genio que nació en 1887 en el barrio de Triana y que había “estudiado” el cante con Manuel Torre, con Tomás Pavón o con la Niña de los Peines. Nos vivió hasta los noventa y dos años este hombre que en el siglo se llamaba José Núñez Meléndez, pero al que veneramos como Pepe el de la Matrona.

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