jueves, 3 de marzo de 2016

UNA HISTORIA CREPUSCULAR






Stefan Zweig ha sido para mí un escritor de culto y lo ha sido hasta el punto de que en mi destierro abulense, coloqué una foto suya en mi habitación y la poca gente que me visitaba en aquella fría celda monacal pensaba que era mi padre. Y en cierta manera, don Stefan lo era porque, desde que leí Una partida de ajedrez, me convertí en su hijo adoptivo literario. En este relato breve, Una historia crepuscular, Zweig nos cuenta una historia al caer la tarde y en ella nos habla de un joven que se equivoca en el amor por un pequeño detalle. Todo ambientado en un castillo escocés con fantasma y todo (como debe ser). No os perdáis este pequeño libro en el tamaño, pero grande en su contenido de literatura de primera calidad que los progres de siempre condenaban en España a los quioscos porque era demasiado elegante su escritura para su estética de garbanzo y eructo. Si por una cosa me cae mal el tipo aquél del bigote, además de por ser un criminal, es porque hizo que Zweig se marchara de Austria y terminara suicidándose en Brasil. Aquel hombre, que había sido libretista de Strauss en La mujer silenciosa ( una contradictio in terminis, pero no voy a entrar en detalles) no aguantó la idea de que el dictador siguiera haciendo barbaridades muy bárbaras en el mundo. ¡Qué pena, si se hubiera esperado un poco, habría visto la caída del nazismo! A veces, hay que tener paciencia, mein Vater!

1 comentario:

  1. Hoy tiene muchos fans. Y está muy bien editado por El Acantilado. Yo me leí Viaje al pasado y creo que volveré a "tu padre" un día de estos.

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