sábado, 20 de abril de 2019

YO, CLAUDIO


Debía de correr el año 1978 cuando en la TVE se pasó la serie Yo, Claudio cuyo éxito fue enorme. La imagen de ese pobre hombre cojo, tartamudo y que parecía tonto, ganó a los telespectadores del mundo entero. Como base a esta serie se contaba con el relato de Robert Graves del mismo nombre y con su continuación: Claudio el dios y su esposa Mesalina. Desde aquella fecha, quizás llevado por esa soberbia de los intelectuales que rechazamos lo popular, no había hecho ni intenciones de leer la obra que, a todo buen latinista, debería interesar porque sigue muy de cerca  a Suetonio. Sin embargo, hace como cosa de un mes, me vino la necesidad de leer a Graves y me puse a la tarea con el Yo, Claudio. Graves, que rechazaba las dos  novelas citadas porque eran obra de la necesidad, hace una historia con buena narrativa que mantiene entretenido aunque se recogen, como es normal, los grandes tópicos sobre Livia y el manejo de los venenos y sobre el manejo de esta sabia mujer sobre el gran Augusto. Recomiendo su lectura y me he reservado para mayo la segunda parte. Ya os contaré.


No hay comentarios:

Publicar un comentario