lunes, 9 de septiembre de 2019

EINOJUHANI RAUTAVAARA


Conocí a Rautavaara gracias a mi gran amigo abulense José María Herranz. Él me habló de su Cantus articus y ahora, al cabo de los años, quiero contaros algo de este  gran compositor finlandés, sin duda el mejor desde Jan Sibelius. Einojuhani  Rautavaara nació en Helsinki en 1928 y murió en la misma ciudad en 2016. Además de su ya mencionado Cantus articus, es menester mencionar  su soberbia producción para coro, ya en obras sacras, ya en obras profanas, su Concierto para piano nº 1  o sus sinfonías de las que destacamos la Sinfonía nº 7, llamada El ángel de luz, y la tercera, con ese recuerdo que flota en toda la obra a mi muy querido Anton Bruckner. Ahora que vamos hacia el otoño, hacia la falta de luz, hacia el frío y que la plenitud del verano queda atrás, una buena terapia para evitar depresiones otoñales es escuchar serenamente la música de este finlandés, un hijo de esa tierra en la que las noches invernales son tan largas que los mediterráneos no podríamos vivir. Bueno, con una botellita de cerveza y con unas tortillas de camarones, se podría intentar.



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