domingo, 21 de febrero de 2021

DON RUPERTO CHAPÍ ES ALGO MÁS QUE LA REVOLTOSA

 


Si le preguntamos a alguien que si conoce a Ruperto Chapí y tenemos la fortuna de que es alguien mayor y aficionado a la zarzuela, nos responderá que es el autor de La Bruja, de El tambor de granaderos y, por supuesto, de La Revoltosa que hasta nombre dio a una marca de gaseosa que competía con La Casera en las tabernas y bares de aquella España arrumbada en los desvanes. Pero don Ruperto, el xiquet de Villena, fue un músico que compuso sinfonías y que, una vez escuchadas, han hecho que pasara un buen rato como con las de Baguer. No se oculta en ellas – no habría razón-, el influjo de Beethoven que, por el último cuarto del siglo XIX, todavía estaba llegando a nuestro país del que ya sabemos que le llegan las corrientes culturales con un cierto retraso. (Cuenta Teresa Berganza que, en los cincuenta, hasta que el padre Sopeña no escribió su librito sobre Mahler, el músico bohemio era un gran desconocido).

         Os decía que de él he escuchado su sinfonía en re menor que comenzó en París- estos músicos tenían una sólida formación musical, cosa que, de seguro, sorprenderá a los cuatro catetos heridos de progresía que pululan por esos mundos del demonio-, y la estrenó en Madrid, un 30 de marzo de 1879. La sinfonía, lo siento por los progres-, es muy hermosa, muy beethoviana y se escucha en ella ese sonido mágico de las bandas levantinas, coco y bruja de la inculta progresía.

         Pero no sólo compuso sinfonías don Ruperto, sino que también compuso unos cuartetos de cuerda que grabó el Cuarteto Brodsky y que merecen la pena divulgar porque son de una música de alta calidad.

         Cuando yo era pequeño y en casa estaba encendida la radio, a las seis en punto de la tarde sonaba el preludio del Tambor de Granaderos. ¿Por qué? Pues porque empezaba Las Peticiones del Oyente, aquel programa que patrocinaba aquella mítica joyería que puso en la calle Mayor de Madrid, en el número 6 más en concreto, aquel melillense de pro que fue don Enrique Busián. Los pobres progres, si la oyeron, se lo callan porque no saben salir – pobres gentes-, de las Notations de Boulez que servidor también escucha sin que eso sea motivo de despreciar otras músicas. Aunque sean del “zarzuelero” Chapí, un músico injustamente postergado en nuestra historia de la música española.

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