jueves, 7 de octubre de 2021

SONETO A CÓRDOBA CON UN SALMOREJO, UN RABO DE TORO Y UN COCHE DE CABALLOS CUYA YEGUA SE LLAMABA BAYITA

 


Aprovechando las fiestas de San Miguel, San Gabriel y San Rafael amén de San Jerónimo que  en Olmedo se celebran, nos fuimos hasta Córdoba pasando previamente por Consuegra por mor de visitar sus famosos molinos de viento en el Cerro del Tío Calderico. Córdoba es la ciudad de Séneca, de Lucano, de la Mezquita, de los patios, del barrio judío, de Medina Azahara, del salmorejo, de la mazamorra y, por no extenderme más, del grupo Cántico, mi santo y seña poético. No es raro que en tan ilustre ciudad, después de haber degustado un salmorejo con exquisito aceite cordobés y un rabo de toro y de haber paseado en un coche de caballos en cuyo tiro iba una yegua baya por nombre Bayita, el estro  poético me llegara y estando en el Patio de los Naranjos de la Mezquita empecé este soneto que terminé en Boecillo, tan lejos de la Corduba romana. Os regalo el soneto y me decís qué os parece.

SONETO A CÓRDOBA               

Naranjos con palmeras y cipreses

con la torre apuntando para el cielo;

pasando va el arcángel con su vuelo

bendiciendo los patios cordobeses.

 

Si al vuelo del arcángel tú sintieses

 que levitas hacia el aire desde el suelo

con alas que de puro terciopelo

por regalo de los dioses tú vistieses,

 

no dudes en seguir tu recorrido

besando por el viento los rosales

que extraños en octubre han florecido.

 

En fuego se han prendido los cristales

que el sol entre sus rayos ha bruñido

al toque de campanas celestiales.

 


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