martes, 1 de noviembre de 2022

EL "JODÍO" PAÍS DE DON FEDERICO GARCÍA RODRÍGUEZ

 

Corría el año 1940 cuando un señor de Granada, de ochenta años de edad, subía la pasarela de un barco que lo había de llevar al exilio a Nueva York. Dejaba en tierra un hijo muerto, un yerno fusilado y toda la amargura de una guerra civil tan cruel como todas las guerras civiles. Había sufrido vejaciones en su propia casa cuando un grupo de delincuentes se presentaron para pedirle cuentas sobre su casero cuyos hermanos, según la infame cuadrilla que se tomaba la justicia por su  mano, estaban implicados en un crimen en Asquerosa, actual Valderrubio. Aprovecharon su “hombría” para llamar maricón a su hijo Federico y darle unos culatazos de propina. Luego se marcharon, pero volvieron unos días después para llevarse a Federico. No estaba su hijo y amenazaron con llevarse a aquel hombre de setenta y seis años en aquel maldito año de 1936. Finalmente, Concha, la hija pequeña, ante el horror de ver como aquellos criminales, al no poder llevarse a su hermano,  se llevaban a su padre, les dijo que estaba en la casa de los Rosales en la calle Angulo de Granada. Sólo entonces, con la otra presa asegurada, lo soltaron.  Aquel hombre de ochenta años llegó a la cubierta del barco en el que iba a cruzar el Atlántico y con una mirada triste, llena de dolor y de pena, mirando por última vez el suelo de su patria, pronunció estas terribles palabras: “No quiero volver a ver este “jodío” país en mi vida. “ Aquel anciano era don Federico García Rodríguez, hacendado de Fuente Vaqueros y padre de Federico García Lorca.  La verdad, se le entiende perfectamente que no quisiera volver a ver al jodido país en el que había nacido y que ahora despedía rumbo a Norteamérica. Falleció en Nueva York en 1945 y allí reposan sus restos. Cumplió su palabra el viejo granadino.

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