domingo, 31 de diciembre de 2023

FÉLIX MÁXIMO LÓPEZ, ORGANISTA DE LA REAL CAPILLA

 


Por una calle del viejo Madrid va un viejecito con aspecto cansado. Se encamina a tocar el órgano en la Real capilla a la que accedió por oposición, en calidad de cuarto organista, en 1775 y, poco a poco, ha ido escalando puestos a hasta llegar a ser el primer organista. Le gustan las sonatas del padre Soler y las de Boccherini, ese madrileño de Lucca; ha oído a ese tal Mozart, pero, sobre todo admira a Salieri. ¿Cómo es posible que don Antonio, el gran don Antonio, vaya camino del olvido? ¡Qué injusta es la vida de un maestro! Cuando se sienta al fortepiano, le gusta tocar sonatas de Haydn y de ese alemán de Bonn, Beethoven. También es de su agrado Muzio Clementi al que tanto usa en sus clases y hasta Kuhlau, un músico alemán que vive en Dinamarca. A él, hombre de fama casi nula, le queda el consuelo de componer sonatas en esas mañanas de invierno en las que la helada deja en los tejados un embozo blanco y la sirvienta le trae un vaso caliente de leche. Sabe que nunca será conocido como los músicos que admira, pero no se arrepiente de su vida. Ha compuesto una ópera, El disparate o La obra de los locos y, está tan orgulloso de ella que la tiene sujeta por su mano derecha en el retrato que le pintó Vicente López Portaña. Sí, en ese retrato está apoyado en su pianoforte con el que ha compuesto, al modo del padre Soler, sus 6 variaciones al Minuet afandangado  en Re menor, dos sonatas en Do mayor para cuatro manos y trece sonatas amén de otras obras. Pero, cuando don Vicente le dijo que cogiera una partitura para el retrato, no lo dudó y escogió la primera página de su única ópera.

No cree que la posteridad lo recuerde, pero es feliz con su trabajo y su familia y don Félix Máximo López, que así se llama nuestro músico,  no pide más. ¡Feliz aquel que sabe contentarse con lo que tiene!

Sin embargo, nosotros que escribimos en el último día del año 2023, le tendríamos que decir a don Félix que se equivocaba aquel día que se encaminaba a la Real capilla porque un pianista de Villaviciosa de Odón, que se llama Mario Prisuelos y que anda triunfando por esos mundo de Dios, ha recordado y grabado un parte de su obra y nos ha permitido disfrutar de algunas de sus composiciones. Ya ve, don Félix Máximo, un servidor, mientras va camino del Instituto, escucha sus obras en el pincho del coche. Claro, usted no sabe que ahora la música se lleva en MP3 y se va oyendo en los coches. En otra entrada, se lo explico. Mientras tanto, reciba usted mis saludos y mis felicitaciones por tan hermosa música.

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