domingo, 17 de marzo de 2013

VELEROS EN EMPOPADA


 
 
 
 
Esta misma mañana he terminado de leer Olas y cantiles, el primer libro que publicó el poeta de Comillas, Jesús Cancio. Es un libro que, como decía Borges de la Odisea, cuando lo abres, te salpican las olas del mar. La edición de Cantabria tradicional está muy cuidada y hasta las letras son azules como el Cantábrico. Es un poeta muy poco conocido, pero merece la pena su lectura. Es como asomarse al mar y sentir los maretazos y ver los veleros en empopada. Es sentirse y sentarse frente al Cantábrico.

¿POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS?


 
 
Unas muy cultas notas de Inés Mogollón al Réquiem de Guerra de Benjamin Britten han resucitado mi interés por John Donne, el gran poeta inglés. Había leído sus Sonetos y canciones y sus Elegías en la soberbia traducción de Gustavo Falaquera, un pseudónimo del gran Jesús Munárriz. Inés, saca a colación un fragmento de la meditación XVII, muy famosa porque sirvió para dar título a una nóvela de Hemingway. Pero lo de don Ernesto es otra historia y no me quiero desviar del tema. Si las queréis leer, las ha publicado en Ariel con prólogo de Vicente Campos y traducción de Ascensión Cuesta. Merece la pena este “diario de una enfermedad” que John Donne nos narra con su elegante prosa. El único reparo que le pongo es el título en castellano que es Meditaciones en tiempos de crisis , muy oportuno sin duda para los tiempos que corren, pero, según el poco inglés que sé, con poco que ver con el título original: Devotions upon emergent occasions. En fin, aprovechando que el Pisuerga pasa por Pucela…

Ahí os van los versos que tanta fama le dieron al escritor, boxeador, cazador y tomador de mojitos:

“Ningún hombres es una isla, completa en sí misma; cada hombre es un pedazo de continente, una parte del todo; si el mar se lleva un trozo de tierra, Europa mengua, como si fuese un promontorio, como si fuese la casa solariega de tus amigos o la tuya: La muerte de cualquier hombre me disminuye, pues soy parte de la humanidad. Y por lo tanto nunca ,mandes a nadie preguntar por quién doblan las campanas, pues doblan por ti.”

ULTIMA NECAT


Poco os he hablado de este poeta cordobés nacido en 1923 que, a decir de Jaime Siles., “es el poeta español más europeo del siglo XX. Es, además de un gran poeta, un gran traductor del francés cuyas traducciones marcan un antes y un después. Ya, en el otoño, leímos la magnífica traducción de Miloscz, el poeta lituano, que publicó en su día Ediciones Devnir. También tradujo de manara magistral a Saint John Perse. Pero ahora de lo que quiero hablaros es de su último libro, Ultima necat, un poemario que es el último, por el momento, de una producción  muy amplia. Si no se le conoce más, es porque Álvarez Ortega es ajeno a todo tipo de cenáculos y camarillas y lleva una producción poética digna y solitaria. Como muestra, valga este poema con el que se abre el ya citado poemario:

Era sombra al final del día, el oculto clamor de

una edad que con indolencia despertaba entre las pie-

dras de la casa.

 

Buscaba la imagen de un conjuro anterior, cuando.

el sosiego dejaba escrita su claridad en los cuerpos que

conocieron su gloria.

 

Residuo de una leyenda desleal, égloga perdida, su

vivir fue como si mi mal, con pasión, en él no hubiera

hecho su residencia.

 

Y así cayó cuando el tiempo acaba, estero de luto,

lágrima de un alma errante que se acoge a la gesta de un

oscuro naufragio.

jueves, 14 de marzo de 2013

BUTES



                                                            PASCAL QUIGNARD Y BUTES

         Butes es un personaje secundario en la mitología, pero de gran interés. Compañero de Jasón en la nave Argos, Butes, al oír el canto de las sirenas tiene  una actitud distinta de Orfeo: en lugar de ponerse a cantar como el héroe tracio para, en definitiva, evitar el canto animal de las sirenas y contraponer el canto racional, Butes se lanza al agua y se entrega a las mujeres pájaro. Lo cuenta muy bien Quignard, el culto y buen escritor francés, cuyas novelas, si es que se les puede llamar así, nunca nos defraudan y siempre nos sorprenden, en Butes, una muy buena lectura que nos ofrecen las ediciones mejicanas Sexto piso. A tener en cuenta.

        

miércoles, 13 de marzo de 2013

PALACIO VALDÉS Y EL IDILIO DE UN ENFERMO

      OTRA VEZ A VUELTAS CON PALACIO VALDÉS

            He terminado hace poco la lectura muy amena e interesante de El idilio de un enfermo del asturiano de Entralgo, Armando Palacio Valdés. Como todo lo suyo, me ha gustado bastante y me ha hecho pasar buenas tardes de marzo con la prosa limpia y “natural” del escritor de Laviana. Además, la edición del Centro Interpretación de Armando Palacio Valdés, con prólogo y notas de Francisco trinidad está muy cuidada aunque adolece de algunas erratas en el texto. Buen cuerpo de letra y buena presentación se añaden al cariño que ha puesto el editor en su obra. Me argumentaréis que el tema de la novela es muy tópico – el madrileño que se cura de sus males en las bondades del campo-, pero Palacio Valdés narra muy bien y lleva la novela hasta un final que tampoco esperamos. Os la recomiendo. De don Armando siempre se saca algo bueno, especialmente, ese optimismo y esas ganas de vivir que destilan sus novelas por no mencionar esa descripción tan conseguida del paisaje asturiano.

lunes, 11 de marzo de 2013

EL POETA DEL FRÍO


EL POETA DEL FRÍO


            He terminado hace un par de días la lectura de Arden las pédrdidas, el penúltimo libro de Antonio Gamoneda. Antes leí su Libro del frío, en aquellas tierras frías de Ávila en donde lo conocí en aquellos lunes literarios que organizaba el poeta José María Muños Quirós. No hace mucho también leí su último libro, Canción errónea, y, también en las tierras abulenses, la antología que publicó en tiempo Cátedra. Su lectura es encontrarse, como dice Saúl Yurkievich, con un verbo prieto y denso “como salido apenas del silencio para quedar con él, para volver a él ni bien se profiere, verbo como desprendido del erial, de la contemplación de un paisaje desolado, como nacido de la fría extensión para dejar su melancólica constancia del despojamiento (…) La poesía de Antonio Gamoneda tiene la desnudez de la existencia.” Toda una aventura que os recomiendo para estas tardes de marzo en que la primavera ya comienza a apuntar en los almendros del camino de Herrera. Y para empezar, os propongo el poema con el que se abre Arden las pérdidas:

 

La luz hierve debajo de mis párpados.

De un ruiseñor absorto en la ceniza, de sus negras entrañas

 musicales, surge una tempestad. Desciende le llanto a las

antiguas celdas, advierto látigos vivientes

 
y la mirada inmóvil de las bestias, su aguja fría en mi cora-
zón.

 

Todo es presagio. La luz es médula de sombra: van a morir

los insectos en las bujías del amanecer. Así

 
arden en mí los significados.

lunes, 4 de marzo de 2013

EUDORA WELTY


 
 
 
 
 
LOS CUENTOS DE UNA MUJER DEL SUR

         Ayer acabé la lectura de los Cuentos completos de Eudora Welty, una lectura para tomarla con clama, sin prisas, casi como se bebe un licor. Hay cuentos difíciles, pero la lectura de Welty es siempre apasionante. Eso sí, os repito que no tengáis prisa en acabarlos: eso iría contra el espíritu del sur. Como muestra de su estilo, os copio un párrafo:

Con el vuelo del pájaro las orejas del caballo de carreras se aguzaron, y los ojos de las dos monturas se inundaron de las tenues luces del atardecer, un instante después  se reflejaron también en los ojos de los hombres mientras miraban hacia el oeste en dirección a la garza, y todos los ojos parecieron imbuidos de una suerte de fiereza”

Eudora Welty. Cuentos completos. Página 306.

Ediciones Debolsillo. Barcelona 2010.