Mi compañera de latín me pasó en las Navidades Una novelita lumpen del chileno Roberto
Bolaño, un autor del que no había leído nada, salvo los comentarios en los que
pone a parir a todo colega y que aparecen en ese curioso libro que se llama Escritores contra escritores. Los perros románticos, lo tengo escrito
en este blog, no me gustó: es prosa cortada en trozos para que parezca poesía.
Tampoco el Otoño en Gerona que acabo
de terminar y que ya analizaré junto a los otros tres libros que presenta el
volumen. La lectura de la tal novelita lumpen me ha hecho reír mucho porque,
aunque Bolaño pretende que nos aflijamos con la vida tan lumpen de la
protagonista, el hecho de que “las veamos venir dende la era” como decía Floro,
vecino que fue de Laguna de Duero, y, en segundo lugar, el que la muchacha,
tras acostarse con los amigos de su hermano (eso estaba tan cantado como los
muertos en el spaghetti western que se iban cantando y contando en los cines de
barrio) se acuesta (¡manda carallo! que diría uno de Pontevedra) con el actor
ya un tanto “ajado” que protagonizaba aquellas películas de péplum de serie B que se conocía como
Maciste y de las que tenemos un montón para no elegir salvo que estemos algo
sobrados de tiempo o mal de la chimenea. A mí, el que esta señora, que tantos
hombres ha probado y que tantos hombres la han catado, acabe en los brazos de
un ajado actor que protagonizó a Maciste en sus años mozos me parece hilarante,
vamos, para partirme, con perdón, el culo. Será que no veo el existencialismo de
estos personajes que todo lo curan, como una variedad de monos, dándole al
fornicio.
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