lunes, 25 de mayo de 2015

ENRIQUE EL VERDE DE GOOTTFRIED KELLER




En el día de hoy, veinticuatro de mayo de dos mil quince, el lector ha alcanzado sus últimos objetivos: la lectura de Enrique el Verde de Keller ha llegado a su fin. La lectura ha concluido. ¡Viva Keller! Perdón por copiar el parte de guerra con que Franco anunció el final de la Guerra Incivil, pero es que la lectura de Keller ha sido una pequeña guerra que ha tenido sus tácticas. Como el libro es muy grueso, no me lo podía cargar en la mochila de maletilla de la enseñanza y aprovechaba los días en que me toca llevar coche para que fuera él el que me lo transportara. Así pues los leía los martes y, cargando con él en la mochila, los viernes además de los fines de semana que era cuando aprovechaba para darle un buen tajo. Al final, deciros que no me ha acabado de llenar. No se puede ni se debe llegar a un libro con demasiadas expectativas y eso es lo que me ha ocurrido con Keller, que he llegado a él con unas expectativas que luego el libro no me ha cumplido. No es que esté mal escrito porque está muy bien escrito en un estilo realista, pero en la “formación” del protagonista, Enrique el Verde, hay demasiadas cosas que creo que no tienen el interés suficiente para que se cuenten y, por esa razón, el libro se me ha hecho algo pesado cosa que no me había ocurrido nunca con una “novela de formación” que es un genero que me encanta. El libro trata del Keller pintor y sólo se menciona un libro que le encuadernaron en verde en donde fue escribiendo su vida y que luego conformó Enrique el Verde. A Keller lo conocía de sus cuentos suizos y tengo en la lista de espera una historia de peineros que promete. Cuando me termine ese último libro ya os contaré.

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