martes, 28 de noviembre de 2017

LA MUJER MADRILEÑA DE PROKOFIEV




Sergei Prokofiev, el célebre compositor ucraniano., estaba casado con una madrileña, Catalina Codina. Esto podría ser pareceros raro, pero la historia es apasionante. Juan Codina, un cantante español, y Olga Nemýsskaya, una rusa con antepasados en Polonia y en Alsacia, se conocieron siendo estudiantes en Milán y se casaron. Su carrera tuvo una gran proyección tanto en Europa como en América y, estando en Madrid, nació Catalina. La niña vivió poco a orillas del Manzanares porque sus padres se la llevaron a Nueva York en donde estudió y conoció, un 10 de diciembre de 1918 a Serguéi. En 1920, se fueron juntos a París y en 1922 se casaban en Ettal, Baviera. En 1924 nacía su primer hijo, Sviatoslav. Catalina tuvo problemas con su carrera,  entre otras razones por su miedo escénico, y se fue con su Serguéi a Moscú en donde el músico creía que podrían vivir porque el stalinisno estaba más “suave”. Sin embargo no era así y Stalin comenzó sus purgas. Lina, asustada, le dijo a Prokofiev que volvieran a París, pero el músico no lo consideró oportuno y siguieron viviendo en Moscú junto con los dos hijos que, para entonces, tenía la pareja. Llegó el año de 1938 y, siguiendo una costumbre soviética, iniciaron sus vacaciones por separado. Serguéi se marchó a las montañas y el muy golfo se lio con Mira Mendelsshon, profesora de literatura y, sobre todo, gran admiradora de su música. Lina siguió en Moscú con sus hijos mientras que Serguéi y Mira se acabarían casando pues el matrimonio con Lina, fuera de la Unión Soviética, no tenía validez y él era “soltero y con compromiso”. Para que las cosas se pusieran aún peor para la madrileña, Prokofiev fue acusado de componer música antisoviética y la pobre Lina, de espionaje por sus visitas a embajadas extranjeras. Se pasó ocho años en un gulag y en el año 1956, salió en libertad. Tres años antes, el 5 de marzo de 1953, el mismo día en que había muerto el “padrecito de los pueblos”, había muerto su Serguéi, al que siempre amó. En el 58 le reconocieron su inocencia y le pusieron paga de viuda. Lina vivió en la URSS hasta 1974 en que se marchó a Londres y en donde creó una fundación para guardar y conservar la obra de su legítimo marido y único amor. Murió en la ciudad del Támesis en 1989, cuando había cumplido ya los noventa y dos años y hacía casi cuarenta que su Serguéi había fallecido. La fundación Prokofiev ha saltado a la palestra hace poco porque defendió el libro de Valentina Chamberdjí frente al de Reyes Monforte al que el nieto del compositor, Serguéi Prokofiev jr., consideraba un plagio. Ahora, cada vez que escuche a Prokofiev, recordaré la triste historia de Lina Codina, la mujer que amó al músico hasta el último día de su larga vida.

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