miércoles, 2 de enero de 2019

LA BATALLA DE GAUGAMELA Y LA MACEDONIA DE FRUTAS


Sabido es desde siempre que Alejandro Magno, el hijo de Filipo II de Macedonia, una vez que triunfó en la batalla de Gaugamela sobre Darío II, rey  de los persas, se convirtió en el amo y señor de Asia. Y Asia era – y es-, un mosaico de pueblos que responde cada uno a su vez a una amalgama de razas y lenguas. Cuando en el siglo XVIII la arqueología empezó a ser una ciencia y se empezaron a respetar - al menos en teoría-  , las monumentos del pasado para proceder a su estudio y no para usarlos en la construcción de palacios como se venía haciendo desde muchos siglos tras, los franceses tuvieron el deseo de mirar hacia aquel imperio macedónico, surgido de aquella tierra balcánica, y dieron en llamar a cualquier conjunto heterogéneo con el nombre de Macédoine por semejanza a la heterogeneidad del continente asiático. Y siguiendo este argumento curioso, cuando se pusieron a la tarea de poner nombre a un  postre que se había puesto de moda en ese siglo y que consistía en frutas cortadas en trozos pequeños en un almíbar ligero, pensaron que ese revuelto de frutas, cada una de su padre y de su madre, tenía parecido con el mosaico de pueblos de los que Alejandro de Macedonia había sido emperador. Y así nombraron a este postre macédoine que, traducido al español quedó como macedonia y que, para los portugueses, se nombra como ensalada de frutas. Una curiosidad para empezar el año.

 

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