Con
lo dicho hasta ahora y sine animo
molestandi, procedo a crear una guía rápida para reconocer al fodechinchos.
Mi padre, que lo fue, quiso tanto a Galicia que se quedó a vivir en ella y en
ella está enterrado. No todos los fodechinchos son iguales, carallo.
1º. El fodechinchos,
tal y como ya hemos dicho, es prepotente, grosero y mal educado.
2º. No respeta la
cultura autóctona y la desprecia olímpicamente porque, como ya hemos dicho que
dijo Machado “desprecia cuanto ignora”.
3º Compara
continuamente lo gallego con lo de su tierra y considera “las provincias
gallegas” lugares salvajes cuando no hay tipo más salvaje que él.
4º. El fodechinchos
de ley se toma un bocadillo en la playa, se echa una larga siesta y luego se harta
de chinchos que le quitan el hambre hasta el día siguiente.
5º Cuando sale de tapas,
quiere una ración a precio de tapa porque quiere quitarse la gazuza atrasada
por cuatro euros. Suele provocar discusiones en los bares y restaurantes.
Vamos, que monta el cirio.
6º El fodechinchos,
tan pronto como llega a Galicia, bien por el Padornelo, bien por Pedrafita,
sube algunos escalones en el escalafón profesional y así el administrativo de
medio pelo pasa a ser miembro del consejo de administración de la empresa en la
que trabaja.
7º El fodechinchos
tan sólo pasa una semana o dos en Galicia porque el resto del veraneo se va a
Málaga, Mallorca o la Costa Brava. Pero no es cierto: se vuelve a su lugar de
origen y “se aprieta el cinturón” para llegar al final de agosto.
8º El fodechinchos
sabe de todo (porque no sabe de nada) y, para rematar una conversación en la
que alguien no está de acuerdo con sus disparatadas tesis, remata con un “a mí
me lo va a decir que vengo de Madrid que tiene casi nueve millones de
habitantes”. Como si la cantidad de habitantes proporcionara ciencia infusa.
9º El fodechinchos
siempre tiene un amigo que tiene un yate en Sanxenxo, pero en realidad el único
yate que conoce es el “ya te pagaré” que va soltando a diestro y siniestro.
10º El fodechinchos,
cuando llega a Madrid, habla de las mariscadas que se ha pegado en Galicia cuando
las únicos “mariscos” que ha visto son las lapas de la playa.
Y con esto doy por terminada la écfrasis
o descripción de tan singular especie. Por favor, que nadie se me enfade porque
todo scripta sunt animo iocandi, es
decir, que todo está escrito con ánimo juguetón.