miércoles, 1 de noviembre de 2023

CÓMO TRADUCIR UN TEXTO EN LATÍN CON LOS SIETE CONSEJOS EXTRAÍDOS DE MUCHOS AÑOS DE EXPERIENCIA DOCENTE O EL ABUELO CEBOLLETA VUELVE A LA CARGA.

 

 
Han pasado muchos años (demasiados) desde que estoy dando clases de latín y, ahora que ya voy siendo “perro viejo” quiero compartir con vosotros lo que he ido viendo en mis muchos alumnos. Espero que os sirvan estos consejos. Los argentinos dicen: “No me des consejos que sé equivocarme solo”. Puede que tengan razón. 

En primer lugar, lo que suelo ver es que en muchos casos, la traducción se lleva a cabo de manera desordenada o se pierde demasiado tiempo en ella por no seguir un orden adecuado y acaba saliendo realmente mal o muy mal. La traducción, en la nota de la EBAU o en los exámenes que hacemos clase, tiene un peso grande y tenemos que aprovechar hasta las últimas migajas de ellas.

Os aviso que esta entrada de blog está pensada para textos en latín y en griego pues profesor de griego también he sido (y seré, Deo volente) durante muchos años.

La traducción y el latín o el griego como lenguas

         Cuando leemos en francés, en inglés o en alemán, leemos, es decir, entendemos lo que estamos leyendo sin necesidad de hacer un análisis sintáctico. ¿Por qué tenemos que hacerlo en latín y en griego?

         La pregunta me la habéis hecho muchas veces y no es fácil de contestar pero voy a hacer un esfuerzo e intentar responderla:

1.     Al ser lenguas en las que es fundamental saber el caso, género y número, amén de “otras cosillas”,  necesitamos hacer ese examen sintáctico.

2.     Son lenguas cuyo orden sintáctico es diferente al de las lenguas modernas que habitualmente manejamos aunque algunas de ellas sean romances y, por tanto, descendientes del latín.

3.     Es una buena manera de “ensayar” para acabar traduciendo entendiendo lo que nos dicen César, Esopo o Cicerón.

 

Por tanto, la traducción con análisis es un método de enseñanza de las lenguas clásicas. ¿Hay otros? Sí, los hay. Desde hace unos años (bueno, no nos pongamos estupendos porque Juan Luis Vives, en el siglo XVI, ya lo usaba con un discípulo de tanta enjundia como Felipe II) “están de moda” los métodos que se basan en la manera en como aprendemos las lenguas modernas. El método de Oxford es muy conocido y algún otro de los países nórdicos. Dan buenos resultados, pero corremos algún riesgo que no nos podemos permitir de cara a la EBAU. Por el momento no os digo más.

         Un servidor, que lleva ya muchos años “pedaleando” en las letras clásicas, lee latín y griego sin necesidad de hacer ese análisis, pero claro Vladímir Ashkenazi, Murray Perahia o Arcadi Volodos tocan el Arte de la fuga de Bach de manera admirable y un servidor, pianista aficionado, ni lo intenta. Suum cuique.

         Es decir, y ya que hemos entrado en el mundo de la música, lo que hacemos nosotros en clase (sobre todo en los primeros cursos) es tocar los estudios de Czerny, de Burgmüller o de Bertini: hacer “dedos”.

Dejo ya este rollo de “abuelo Cebolleta” y paso a los consejos:

 

1.     El diccionario y el apéndice de gramática

Para conseguir entender los textos, aunque sigamos el sistema de gramática y traducción, hay que dejar de creer en la utilidad del diccionario y hay que aprender vocabulario, cuanto más, mejor. El diccionario no es un salvavidas. Suele ser vuestra perdición, en realidad porque, al ponernos a buscar palabra por palabra, perdemos la visión general del texto. Si en una oración de diez palabras entendemos cinco, comprenderemos mejor la frase y estaremos pendientes de menos elementos, por lo que trabajaremos mucho mejor y perderemos mucho menos tiempo. Nuestra mirada tiene que ser de águila, no de gorrión.

También hay que dejar de creer en la utilidad del apéndice de gramática del diccionario. Vuelve a ser una herramienta traicionera porque, si no se tienen nociones de gramática, si no se controlan con cierta habilidad las declinaciones y conjugaciones, difícilmente se sabrá buscar lo que se quiere encontrar. De nada me valdría hacer un examen de física cuántica aunque me dejaran todos los libros del mundo porque yo (es una pena) no tengo ni idea de física cuántica. Así pues, de nada me sirve un apéndice gramatical si no me sé ni la primera declinación.

Hago una reflexión. En estos tiempos , los pedagogos ( alguien los ha llamado pedabobos, pero no me gusta faltarle el respeto a nadie) dicen que la memoria no tiene importancia en la educación y me gustaría decirles que eso es MENTIRA. Somos MEMORIA Y la memoria es fundamental para el aprendizaje. Baste decir que, si no usáramos la memoria, cada día nos tendríamos que volver a presentar los unos a los otros.

Dicho todo esto, si no nos queda más remedio que traducir textos, como en la, lo ideal sería resolver las traducciones siguiendo estos pasos:

1. Lectura atenta del texto, de la introducción y de las notas

El primer paso de toda traducción es leer atentamente el texto que vamos a traducir, ya que es probable que podamos entender de primeras mucho más de lo que imaginamos o, al menos, reconocer varias palabras o construcciones que luego nos ayudarán a simplificar el fragmento. En la práctica, la lectura del texto y del resto de elementos es de muchísima ayuda a la hora de elegir opción en el examen, ya que el texto supone la mitad de la nota.

Muchas veces, como en Selectividad, el texto lleva una pequeña introducción o título que pone en contexto el fragmento o explica un poco su contenido. LEE ESA INTRODUCCIÓN , POR FAVOR. Ese contexto nos puede ayudar a darle sentido a lo que ya hemos intuido en la lectura, así como a reconocer nombres propios o elegir la acepción adecuada al tema del que se habla cuando busquemos alguna palabra en el diccionario.

Por último, es recomendable leer las notas que aparecen bajo el texto. Es muy propio de los españoles no leer los prólogos de los libros, los manuales de instrucciones y las notas a pie de página. Craso error porque, al final, nos acabamos “cargando” el libro, la traducción o lo que nos caiga entre manos ya sea una aspiradora, ya sea un ordenador. Así que deja de ser “español” y lee las notas a pie de página o de texto porque muchas veces nos pueden aclarar algunas partes que no hemos comprendido en la lectura inicial. Otras veces, sobre todo en griego, pueden ayudarnos con el análisis de formas más difíciles. Una de las razones para echar un vistazo a las notas es simplemente ser conscientes de que están ahí. Muchos alumnos  han perdido un tiempo muy valioso o directamente han resuelto mal un texto por no darse cuenta de que había notas, es decir, por no bajar la mirada del texto a traducir y fijarse en “cosas menores”.

Este es el texto que vamos a usar como ejemplo:

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2. División del texto en oraciones

Aunque resulta tentador, es un gran error lanzarse a buscar palabras en el diccionario desde el principio. Vale, sé que lo he dicho. No penséis mal y lleguéis a la precipitada conclusin de que este lapsus viene de mi provecta edad. Es que lo quiero repetir otra vez. ¿Vale? Es mucho más útil dividir el texto en partes más pequeñas, más abarcables y, por tanto, más sencillas de traducir. Dividiremos el texto en oraciones fijándonos en las pausas fuertes: puntos, dos puntos, puntos y comas, signos de interrogación y un largo etc.  Están ahí no por capricho, sino porque responden a principios o causas sintácticos. En el texto impreso,  basta con que hagamos una marca para separarlas. Nuestro texto, entonces, quedaría dividido en dos oraciones:

 

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3. Búsqueda de verbos

El siguiente paso en nuestra traducción consiste en encontrar todas las formas verbales, tanto las formas personales como las no personales. Llegados a este punto, conviene recordar que hay que saber distinguir entre formas personales y no personales para dar este paso correctamente. Como resumen:

  • Los verbos en forma personal son los que tienen desinencias personales:
    • voz activa: -o/m, -s, -t, -mus, -tis, -nt
    • voz pasiva: -r/or, -ris/re, -tur, -mur, -mini, -ntur
    • pretérito perfecto de indicativo: -i, -isti, -it, -imus, -istis, -erunt/ere
  • Los verbos en forma no personal son el infinitivo, el participio, el gerundio, el gerundivo y el supino

Dentro de las formas no personales hay que prestar especial atención a los infinitivos (que crean subordinadas) y a los participios (que acompañan a un sustantivo y pueden también crear subordinadas).

Hay una regla de oro: TANTOS VERBOS, TANTAS ORACIONES.

Dicho todo, nuestro texto, ya dividido en dos oraciones, quedaría así:

 

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4. Marcar los nexos

Si nos encontramos con varios verbos en forma personal en una misma oración, estamos ante una oración compuesta, lo cual suele ser bastante habitual.

Ahora tenemos que recordar lo que sabemos de sintaxis en nuestra propia lengua:

Las oraciones compuestas son de tres tipos:

a)    yuxtapuestas,

b)    coordinadas

c)     subordinadas.

Salvo las yuxtapuestas, que no tienen nexo, las coordinadas y subordinadas sí presentan nexos o pronombres que las introducen. Para saber qué tipo de oraciones compuestas tenemos, debemos encontrar los nexos para delimitar aún más la estructura de nuestras oraciones. El texto quedaría así:

 

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Después de señalar los nexos, tenemos que reconocer en la medida de lo posible (porque hay nexos polivalentes como ut o cum) qué oración coordinada o subordinada introducen. Si lo hacemos en nuestras oraciones, nos quedaría este esquema: tres oraciones coordinadas y una oración compleja con varias subordinadas:

 

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5. Análisis morfológico de las palabras restantes

Al igual que con las formas verbales, muchas veces se dice que lo primero que hay que buscar cuando hemos localizado los verbos y la estructura de las oraciones es el sujeto. Yo creo que pueden analizarse directamente todas las palabras restantes, entendiendo como análisis saber lo suficiente de la morfología de una palabra para establecer su función en la frase. A medida que vayamos consiguiendo soltura, este proceso nos será cada vez más fácil. Pero para coger soltura ES NECESARIO PRACTICAR TODOS LOS DÍAS. En ninguna asignatura vale el atracón antes del examen, pero en griego y en latín aún menos. Por favor, traduce todos los días. Ya sé que tienes Historia que abarca desde el Big Bang a Pedro Sánchez, pero dedícale un cuarto de hora diario a traducir. Dejadme que os cuente una historia (regresa el abuelo Cebolleta y sus historias) que viví con uno de los pianistas que antes mencionaba.

         En una ocasión en que Vladímir Askhenazy visitó España y fue a los estudios de Rasio Clásica en donde le iban a entrevistar. Ya era, desde hacía muchos años, un reputado pianista con más de cien grabaciones y miles de conciertos. ¿Sabéis lo primero que hizo al llegar a los estudios de RNE? Pedir un piano porque tenía que estudiar las ocho horas (sí, has leído bien, ocho horas) que le dedicaba al piano cada día. Paco de Lucía también estudiaba ocho horas diarias y don Ángel Peralta, eximio rejoneador, montaba a caballo ocho horas diarias para luego, en la plaza, ser el rejoneador que fue. El genio viene del trabajo y sin trabajo, no hay genialidad. Mozart era un genio, pero le dedicaba también muchas horas a la música.  Durante la carrera, conocí a muchos compañeros “genios” que se agotaron porque su fuego era muy vivo y en la vida lo que hay que procurar es “dejar brasa”.  Las vidas son procesiones largas y, como decía mi abuela Patro,  hay que saber conservar el cirio. Vale, se calla ya el abuelo Cebolleta y volvemos a los “consejitos”

De nuestro texto, pongo sólo como ejemplo de análisis la última oración, por ser la más compleja:

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6. Búsqueda en el diccionario

Es este el momento de usar el diccionario, cuando tenemos clara la estructura y la organización del texto. De nuevo, si tenemos una buena base de vocabulario, esta fase (y todas las anteriores) se nos hará mucho más sencilla. Hay que tener especial cuidado para elegir los significados de las palabras que mejor nos vienen para la traducción. Para ello, es importante conocer bien el contexto en el que nos movemos, mediante lo que sabemos por el propio texto y por la introducción o las notas que se ofrecen.

7. Redacción de la traducción

Por último, debemos escribir nuestra traducción. A la hora de pasar el texto a nuestra lengua tenemos que tener en cuenta que orden de palabras no siempre coincide, que algunos tiempos verbales no se usan igual o que en latín no hay artículos, entre otras cosas. En definitiva, tenemos que ser conscientes de las diferencias entre una lengua y otra y adaptar el mensaje en latín lo mejor posible al castellano. Se suele decir que hay que intentar ser lo más literal posible, pero modificando el texto lo suficiente para salvar esas diferencias que harían el texto muy extraño a nuestros oídos. Una traducción que “no suena en castellano” es, de entrada, una mala traducción. También te recomiendo que no seas pedante. Si en el texto te pone “lo que pasa en la calle”, no digas “los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa”. (Le he robado la cita a don Antonio Machado, pero los versos son de los lectores, no de los poetas) Finalmente, nuestro texto quedaría así traducido:

Los helvecios ya habían llevado sus tropas por los desfilade
ros y el territorio de los secuanos, habían llegado al territorio de los eduos y asolaban sus campos. Los eduos, como no podían defenderse ellos mismos ni sus cosas, envían embajadores a César para pedir su ayuda.

         Por favor, REDACTA BIEN. Dice Fernando Savater, gran filósofo donostiarra, que “los seres humanos estamos más cerca de los cuentos que de las cuentas”, es decir, que nos gustan las historias bien contadas.

         Vale, pues esto es todo. Puedes seguir oyendo a Anuel, a Quevedo, a Mozart o al repartidor de butano que viene silbando un pasodoble; puedes seguir jugando con la Play, viendo un partido (nada que objetar pues yo también los veo)  o leyendo a Wittgenstein, a Sartre o a Camus. O puedes estarte tumbado plácidamente viendo las nubes que pasan. Puedes hacer lo que te de la real gana, pero dedica un tiempo a leer estos consejos y, sobre todo, a preparar con tiempo tus asignaturas (que vienen del verbo latino assignare, es decir, lo que cada uno tiene asignado en el plan de estudios.

         Espero, de todo corazón, que estos consejos te sirvan para algo.

         Un saludo de tu muy esforzado profesor.

 

 

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