viernes, 4 de diciembre de 2020

EL CENACHERO

 

En las muy beatíficas y seráficas horas del segmento de ocio (antes el recreo), nos vamos los esforzados profesores a tomar un café a escondidas a un bar de Valladolid, cercano al Instituto, que se llama El Cenachero. ¿Qué significa tan curioso nombre? Pues se ve que estamos lejos de Málaga la bella porque en Málaga, un cenachero, es un vendedor ambulante de pescado que lo trasporta en sus cenachos que no son sino unos cestos de mimbre en los que el pescadero ( ¿cómo no pensar en Antonio Amaya y su pescadero?) lleva boquerones, sardinitas y jureles “pa freír” como cantaba el gran cantante granadino. En Málaga, hay una estatua dedicada al cenachero obra de Jaime Fernández Pimentel y, para que veáis que me he informado, en Mobile, en Alabama, EEUU, hay, en una plaza dedicada a Málaga,  una réplica exacta de la estatua del cenachero.

         Y es que Málaga, la ciudad de la alegría del gran Vicente Aleixandre, es mucha Málaga y sus pescados, muchos pescados. Os dejo con los versos de otro gran poeta malagueño, Salvador Rueda, uno de los iniciadores del Modernismo en España, que,  puesto a alabar al cenachero,  lo retrató así:

 

EL CENACHERO

  

«Allá van sus pescadores

 con los oscuros bombachos

 columpiando los cenachos

 con los brazos cimbradores.

 Del pregón a los clamores

 hinchan las venas del cuello:

 Y en cada pescado bello

 se ve una escama distinta,

 en cada escama una tinta

 y en cada tinta un destello.»

  

SALVADOR RUEDA (1857-1933).

 

            Y me voy que ya me huele a los jureles fritos.




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