domingo, 28 de marzo de 2021

OTRA VEZ HABLAMOS DE ESPARTA

 


         Otra vez vuelvo a Esparta porque su cultura da para mucho. Eso de que los niños se pongan unos zapatos en el buen tiempo y otros en el tiempo malo y que con los  mantos se proceda de igual manera, es algo que los afemina por lo tanto lo mejor es  o que lleven un solo manto y unos solos zapatos para todo el año.; ¿que los niños se van relajando en casa? Pues muy fácil, se les lleva a un campamento militar a los siete años y asunto concluido; ¿que comiendo en familia los ciudadanos se van adocenando? Pues para eso ya nos los hemos llevado a la milicia con pocos añitos y, para que no caigan en vicios “burgueses”, se les preparan unas comidas comunes en los campamentos militares. Antes que la ministra Celaa, los espartanos ya dijeron que los hijos eran del estado y cada uno se ocupaba de los propios y de los ajenos. Todo era en común, hasta los caballos. Pasabas por una cuadra, te gustaba un caballo, lo cogías y lo devolvías en buen estado. Nada de andar comprando porque en Esparta todo era de todos. Tampoco había que gastar dinero en mantos porque “el adorno mejor es el vigor de los cuerpos”. A las mujeres había también que ejercitarlas porque, aunque no iban a la guerra, parían los hijos y, de una mujer fuerte,  salía un niño fuerte. Los cobardes o temerosos tenían en Esparta menos futuro que un simpatizante de VOX en la CUP y Licurgo impuso penas no sólo para los cobardes, sino también  para aquellos perezosos que no se quisieran superar por medio de ejercicios y entrenamientos. Si algún espartano flaqueaba en el servicio a las leyes, dejaba de pertenecer a los “iguales”, es decir, a los ciudadanos de pleno derecho. A esto se añadía el caldo negro, un plato típico del que hablábamos el otro día,  que realmente revolvía el estómago.

         Todas estas costumbres tan poco atenienses acabaron derrotando a Atenas en la Guerra del Peloponeso por la corrupción e ineptitud de los políticos atenienses de la época. Si una democracia corrupta es mala per se, lo es aún más porque suele tener como final un estado dictatorial sea de derechas o de izquierdas. O la democracia con todas sus imperfecciones o el maoísmo chino. ¡A elegir tocan!

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