domingo, 15 de agosto de 2021

EDITH STEIN: LA FILÓSOFA QUE SE HIZO MONJA

 


Se me hace raro que no hubiera dedicado una sola entrada a Edith Stein, la filósofa discípula de Heidegger, que subió a los altares como Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Edith era hija de una familia judía de Silesia y vio en la filosofía un camino para el encuentro con Dios. Sin renunciar a sus raíces judías pues, por serlo, era hija de Abraham y de Moisés, se hizo discípula de Jesús y fue bautizada en 1922. Once años más tarde, en 1933, entró en el Carmelo con el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz, en donde se pueden escuchar las resonancias de mi San Juan de la Cruz. Los nazis, en su odio por todo lo judío y- no lo olvidemos, por favor, por todo lo cristiano pues nada está tan alejado de un Dios de Amor y Misericordia que el ideario nazi, la encerró en el campo de concentración de Auschwitz, ese sitio infernal que le hizo decir al papa Benedicto XVI, Ubi eras, Domine, ubi eras? En el infierno murió en 1942, pero en 1998 fue canonizada por Juan Pablo II, otro perseguido por la barbarie nazi y desde 1999 es copatrona de Europa. La traigo a colación porque el día 9 de agosto, que ha pasado ya hace unos días cuando escribo estas líneas, es cuando la Iglesia recuerda a esta monja filósofa. Por cierto, recalco lo de moja y filósofa porque parece que ser monjita, para algunos pijiprogres que no tienen más cultura que El Intermedio de Wyoming, es sinónimo de “tontita” o de chica con pocas luces. Ya veis que no es así ni en este caso ni en el resto y, a lo peor, los de las pocas luces son ellos.

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