lunes, 1 de noviembre de 2021

LA CULTURA CLÁSICA, WILAMOWITZ Y UN ZURULLO

 


Con esta nueva ley educativa que se avecina, la Cultura Clásica va a desaparecer del programa oficial de 2º de la ESO. Cuando la puso la ley anterior, todo fueron beneplácitos por parte de mis colegas y por parte de la Sociedad Española de Estudios Clásicos a la que llevo perteneciendo más de treinta años. Eran más horas a los departamentos de Griego y Latín, le daba la importancia necesaria a los estudios sobre la Cultura que informa y alimenta a la civilización occidental, aumentaba la formación humanística de los alumnos y mil alabanzas más de parecido jaez. Llegó la hora de la verdad y los segundo son los segundos: chavales en la adolescencia difíciles de dominar, clases muy numerosas frente a los grupos “escogidos” que en Bachillerato cursan griego y latín y otros problemas que no voy a contar. Entonces, los mismos colegas que ensalzaban la Cultura Clásica de segundo de la ESO se empezaron a percatar de que “les traía problemas”; de que no estaban ellos por la labor de dar clases esos perversos polimorfos y fueron delegando tan ardua tarea en el interino de turno que cayera por el departamento o por el compañero que, ya nuevo en esa plaza, ya llegado por el “concursillo” tenía menos antigüedad. Todos los profesores de Clásicas, como  los gitanos se creen primos del camarón, nos creemos que somos primos de Wilamowitz y, por tanto, incapaces, con tanto indoeuropeo en nuestras cabecitas, de enseñar “materias de segunda categoría”  para la clase de tropa porque lo nuestro es ese latín “zombie” en el que no se enseña el subjuntivo hasta que se llega a las frases de ut o ese griego de guardarropía que elude el imperativo porque no aparece en Esopo. Somos así, comites. Ahora, cuando se haga pública la nueva ley, llenaremos de lloros las redes, la SEEC recogerá firmas, haremos alguna “mani” que pase por la calle de Alcalá por la que iremos con la “falda almidoná y los nardos apoyaos en la cadera”, pero allá en el fondo de nuestras clásicas conciencias habrá un diablillo que se sonría, un zagal travieso que nos dirá que se nos ha acabado la pesadilla de dar clase en segundo de la ESO, de mandar callar a adolecentes, de soportar su insultante juventud; ese diablillo nos verá sonreír porque, en el fondo, nos importa una higa o un zurullo lo que le pase al pobre latín, al pobre griego y las pobres humanidades. Porque en el fondo, sobre todo ahora que ya se va viendo la hoja roja en el horizonte, lo que nos importa es seguir “disfrutando” de clases con tres o cuatro alumnos y que los interinos den las asignaturas que no se pensaron para los primos de Adrados por parte de padre. Tan pronto como vea la primera queja de la SEEC en los periódicos, me voy a romper las posaderas de la risa y tan pronto como escuche la primera queja de un primo de don Luis Gil, las risas las va a escuchar Fidias en la Acrópolis de Atenas. Que Zeus, padre de dioses y de hombres, perdone nuestra chocha estupidez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario