sábado, 27 de noviembre de 2021

LOS TRES REYES MAGOS: NI TRES, NI REYES; TAN SÓLO MAGOS

 


Mi buen amigo Miguel Ángel Hernández Saavedra, culto entre los cultos y poeta de poetas, me hacía el otro día una advertencia sobre los Reyes Magos que, lejos de echarla en el olvido, me ha llevado a investigar un poco (un poco porque ya investigaron antes que yo doctores con más caletre, Benedicto XVI entre ellos) sobre los Reyes Magos que, antes de que nos demos cuenta, aparecen por nuestros horizontes.

         Vaya lo primero decir que tan sólo es San Mateo el que habla de los magos:

         (…) ἰδοὺ μάγοι ἀπὸ ἀνατολῶν παρεγένοντο εἰς Ἱεροσόλυμα.

         Que la Vulgata de San Jerónimo traduce así:

         (…) ecce Magi ab oriente venerunt Ierosolymam.

         Me perdonaréis – pero soy filólogo clásico y estudié con don Antonio Ruiz de Elvira-, que me detenga en el texto griego en donde se utiliza el verbo παραγίγνομαι que se traduce por “estar presente, asistir o ser testigo”. Fijaos bien que encontramos ἀνατολων que es el genitivo plural de la palabra griega ἀνατολή que significa “levante” u “oriente”. Por tanto, Mateo dice “de los orientes o de los levantes” como San Juan de la Cruz, “mi San Juan”, decía “en par de los levantes del aurora” en su Cántico Espiritual. Supongo que también, a cualquier lector que no haya cursado el Bachillerato de la LOGSE,  de la LOMLOE,  de la LOMCE  o de cualquier otra ley educativa cuyo único fin es crear siervos al gobierno de turno, ha visto en esta palabra griega la similitud con Anatolia y la península anatólica que, como bien sabéis está en Turquía. A los que hayan estudiado por las leyes referidas, no les habrá sonado ni las esquilas del rebaño de Anatolio,  pero volvamos al texto.

         Ni Mateo, ni la Vulgata dicen en lugar alguno que fueran reyes ni que fueran tres ni qué nombre tenían. Tan sólo se habla de “magos”, es decir, en el mundo persa, unos estrelleros, -permítaseme esta bella palabra del castellano antiguo-, que se dedicaban a buscar a Dios en las estrellas. Pero entonces ¿desde cuándo lo de magos? Pues desde el siglo III d. C que es cuando se empieza a decir que pudieran ser reyes debido a sus vestiduras y a sus regalos que les situaba entre los pudientes. He marcado en cursiva lo de pudieran porque, como se ha visto,  no hay ningún texto que así los nombre. También fue en este siglo cuando se determinó que fueran tres (para otras Iglesias cristianas eran doce como los apóstoles y como las doce tribus de Israel) partiendo de algo lógico: si tres fueron los regalos, tres serían los magos. Bueno, ya sé que me vais a decir que podían ser más magos y tres tan sólo los regalos, pero, si seguimos al estilo “Ruiz de Elvira” entonces no terminamos. 

         Sin embargo, antes de terminar, me gustaría hablaros de la traducción alemana de Lutero que,  para los alemanes, es modelo de alemán. Algo así, junto con Goethe, como su Quijote. Dice así el texto en alemán de San mateo:

         da kamen die Weisen vom Morgenland

         “llegaron allí unos  sabios de Oriente (de la tierra de la mañana)”

         Ya veis cómo esta traducción recoge lo que habíamos dicho antes: estos visitantes del oriente eran sabios, gente que estudiaban las estrellas.

Por tanto, - y para resumir y cerrar-, según  el Evangelio de Mateo eran magos y no sabemos el número; según la tradición, desde el siglo III., son tres magos por el número de regalos. ¿Y los nombres? Lo cuento en la próxima entrega.

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