
martes, 16 de julio de 2019
EL ORGASMUS DEL ERASMUS

LA GENERAL ORTEGA

Poco a
poco y con todo merecimiento, las mujeres van llegando a donde tenían que haber
llegado hace muchos siglos, pero la lengua va mucho más lenta y, aunque ya es
normal doctora, farmacéutica o veterinaria, pues son muchas las féminas que ejercen estas
profesiones y desde hace muchos años, para otras, como es el caso de general,
hay que esperar un poco y, hasta que sea más habitual la presencia de “generalas”
en el ejército español (cosa muy deseable), será los más apropiado usar el artículo
femenino con la forma masculina que se ha venido usando hasta ahora. Porque la
verdad, si a esta general la llamamos “la generala”, la convertimos en
protagonista de una hermosa zarzuela de don Amadeo Vives.
LAS CRUELES PALABRAS DE PATTON
Después
de la apasionante lectura de Europa
Central , el fantástico novelón de Volmann, que tendrá un merecidísimo
artículo en breve, se me quedó en el tintero una pregunta: ¿Podrían haber
evitado los aliados las masacres de los campos de concentración alemanes? Es
muy difícil la respuesta, pero al menos tenemos una certeza: los aliados
conocían la existencia de esos campos desde mucho antes del final de la Guerra.
Desde diciembre de 1942, el presidente Roosevelt tenía un informe detallado del
Congreso Judío Mundial en el que se daba cuenta pormenorizada de los que
ocurría por detrás de aquellas alambradas de la muerte. En el documento, se decía textualmente que “ casi dos millones
de judíos ya habían sido asesinados”. Durante todo el año 1943, las
organizaciones judías siguieron aportando datos sobre los campos; es más, en
los primeros meses de 1944, gracias a los
testimonios de varios fugados de Auschwitz, los aliados conocían hasta el
número exacto de hornos crematorios que había en el campo. Por razones
desconocidas, nadie hizo nada y la cuenta macabra de los campos fue aumentando
de saldo sin que nadie la parara. De hecho, el “descubrimiento” de Mauthausen
fue per casualitatem: el sargento Kosiek
salió el 5 de mayo de 1945 para reparar un puente que estaba en mal estado y el
pelotón se encontró con unas alambradas “extrañas” que no eran sino las de los campos de Mauthausen y Gusen. Eso llevó la esperanza
a los miles de prisioneros, pero ésta fue muy fugaz pues ese mismo día el
sargento Kosiek recibió la orden de abandonar el campo. Durante veinticuatro
horas, los prisioneros del campo vivieron en un caos que se llevó muchas vidas
y que más hubiera costado si no hubiera sido por la organización clandestina de
vigilancia que los pobres que lo habitaban habían creado para intentar imponer
el orden en el infierno.
Sin
embargo, lo más terrible de todo esto- si es que se puede hallar algo más
terrible-, son las palabras del general Patton, que bien es cierto que por
aquellos días ya sufría de fatiga de combate y cuyas declaraciones traían de
cabeza al alto mando norteamericano: “Algunos creen que los refugiados son
seres humanos, pero no lo son. Y esto se aplica sobre todo a los judíos, que están
en un nivel más bajo que los animales”
Desde
luego que no eran palabras de amor, palabras.
LOS ALMIRANTES DE CASTILLA
Medina
de Rioseco es la Ciudad de los Almirantes, de los Almirantes de Castilla. Y,
cuando uno visita tan hermosa ciudad castellana, surge la pregunta: ¿Cómo podía
ser la Ciudad de los Almirantes una ciudad sin mar, a la que tan sólo riega el
escuálido río Sequillo que lame apenas el convento de Santa Clara? La explicación
histórica es la que sigue y que espero poderos contar con estos rigores del
estíos. Fue el rey Fernando III el Santo el que creó el título y se lo concedió
a Ramón de Bonifaz que fijó su residencia, como es lógico, en Sevilla que era, quizás y sin quizás, el mayor puerto de
España. Sin embargo, todo cambia cuando un
hijo bastardo de Alfonso XI, tenido con Leonor de Guzmán, Fadrique Alfonso de
Castilla, recibió este título y fue el
progenitor dl linaje de los Enríquez que eran de Rioseco y que recibieron,
desde 1405, el título de Almirantes de Castilla. Pero los Enríquez no se fueron
a Sevilla, ni montaron en ningún barco, ni fueron almirantes d ninguna flota.
Como dice Florentino Pérez de Embid, “el Almirante pasa a ser un
palaciego que intriga para acrecentar sus preeminencias”. Vamos que los
Enríquez no sabían de navegación, pero
sí conocían el “deporte” español de recaudar impuestos para su propio
beneficio. Tan es así que las galeras reales se sustituyeron por veleros
privados que se alquilaban para los combates y los Almirantes acabaron peleados
con la nobleza sevillana y hasta con el mismísimo rey de Castilla. El cargo de
Almirante de Castilla estuvo en
vigor hasta el año de 1705 cuando Tomás Enríquez de Cabrera tuvo la mala idea
de apostar por el Archiduque Carlos en la Guerra de Sucesión y el rey Felipe V
le quitó el almirantazgo de Castilla. Desde esa fecha ya no ha vuelto a haber
almirantes en Castilla, pero en la ciudad de Rioseco, sin saber por qué, hay
noches en que los trigos parecen un mar, un mar lejano, un mar soñado…
Este
humilde escribano, que también es poeta, escribió este soneto a la Ciudad de
los almirantes.
- MEDINA DE RIOSECO
Pero ¿dónde la mar, mis almirantes?
¿donde los barcos con velas al viento?
¿dónde están los marinos sin cuento?
¿dónde están los vigías vigilantes?
Pero ¿dónde la mar, mis almirantes
si veo sólo campo polvoriento
y un seco río con cauce sediento
y unos chopos que me miran distantes?
¿No ves trigos por el viento brizados,
joven, que preguntas por los mares,
joven, que los crees tan alejados?
¿No ves, entre los castos encinares,
barcos con sus mil sueños
anclados
si con los ojos del alma mirares?
HIMMLER, FRANCO, EL GRIAL Y UNOS TORITOS EN LAS VENTAS

Resumiendo
que Himmler se llevó un chasco y, quizás para consolarlo, le invitaron a que
visitara algunas cárceles y campos de concentración franquistas. El líder
alemán sintió disgusto por estos lugares, pero no por razones humanitarias
(pocas lecciones podía dar de humanidad tan siniestro ario), sino porque, a su modo de ver, eran
“políticamente muy contraproducentes” pues Franco necesitaba mano de obra para
levantar un país arrasado por una Guerra Civil. Es más, Himmler recomendó a Franco
y a su cuñado, Serrano Suñer, que “pasaran página” para evitar que toda la vida
nacional “siguiera girando sobre la tragedia nacional”. Ni uno ni el otro le
hicieron caso y la represión franquista siguió “algunos” años más. Me fastidia reconocerlo, pero Himmler tenía
razón, aunque quizás no estaba el horno para los bollos de la reconciliación. Claro que lo anterior no me cuadra con que
quedara en Madrid a Paul Winzer con el encargo de preparar a la Policía Armada
y a la Policía Secreta, dos nuevas creaciones del Régimen. En fin, que Himmler
se marchó sin el Grial y se debió de dar cuenta de que el ferrolano, tan bajito
y con bigote, cuando se le metía algo entre ceja y ceja, no le hacía cambiar de
opinión ni la mano derecha de Hitler. El propio “sonámbulo”, como lo llama William
Volmann en esa genial novela que es Europa Central, se daría cuenta poco después,
cuando se entrevistó con él, y es fama
que, al salir, dijo: “Prefiero sacarme
una muela que volver a hablar con este Franco”. A xente do Ferrol son así. ¡Qué imos facer!
jueves, 11 de julio de 2019
ROMA NO PAGA A TRAIDORES

El
romano Cepión recibió en su tienda a Audax, Minuro y Ditalco que iban como
embajadores de Viriato. Bien porque se lo propusieron ellos, bien porque el
romano aprovechó la ocasión y los compró para que mataran a su caudillo, lo
cierto es que, al volver, los tres turdetanos clavaron un puñal en el cuello a
Viriato que dormía siempre con la armadura puesta. Cuando los tres traidores
volvieron a Cepión para cobrar su infame dinero, éste les dijo las legendarias
palabras: Roma traditoribus non praemiat,
es decir, Roma no paga a traidores. Le faltó decir a Cepión “pero se aprovecha
de ellos”.
Nada
voy a decir ni del romano ni de los turdetanos y sí voy a comentar brevemente
cómo ya aparece en esta historia algo que , con mucho acierto, dijo el rey
Amadeo de Saboya más o menos con estas palabras: “El enemigo de los españoles
está en España misma”
Tanto
la traición a Viriato como las palabras del monarca italiano al que endosaron
el “marrón” de cargarse con el trono de España deberían hacernos reflexionar.
sábado, 6 de julio de 2019
DEREK WALCOTT, EL HOMERO ANTILLANO

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