viernes, 25 de julio de 2014

CARTA A MI AMIGO SENÉN



De mi amigo Senén he escrito muchas veces, pero le debía una página entera de mi blog. Cuando alguien ha conocido aquella librería que hace esquina en el Grande de Ávila y cuando alguien lo trató, no lo ha podido  olvidar. Era el invierno crudo abulense y en aquella esquina las luces de la librería eran un faro de lletraferits en donde nos reuníamos para hablar con él que, además de librero era, como pasaba antes con estos profesionales, lector impenitente. ¡Cuántos libros desmenuzados en aquella pequeña tienda! Libros de historia, música de jazz, clásica, los escritos de Fernando Aramburu que, a mí, ya lo sabes amigo Senén, nunca me gustaron. Te tenías que haber quedado unos años más, Senén, para haber seguido ilustrándonos con tus lecturas y con tus colaboraciones en la SER. Yo ahora ya no vivo en Ávila, pero cuando regreso siempre más tarde de lo que hubiera querido, sigo visitando tu tienda en la que sigue Sonsoles, tu viuda, y tu hijo. Hablamos un rato de ti y yo me vuelvo para el tren que me traerá a Valladolid, a mi Duero. Tú te quedas allá en tu Adaja, pero, recuerda que pese al dicho de que el Adaja ataja, se acaba encontrado en Villanueva con mi Duero. Un abrazo en tu universo de libros que también es el mío. Un abrazo desde nuestra única patria.

 

 

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