miércoles, 30 de julio de 2014

IGNACIO DE LUZÁN




En estos días de verano, tranquilos y apacibles, es el mejor tiempo para leerse esos poetas que no podrías leer a lo largo del año porque nuestra disposición mental, menguada por la “lucha de clases”, no está para muchos trotes. Encontré a Ignacio de Luzán en esa colección de Ediciones Simancas que se llama El Parnasianillo y me adentré, sin dudar, en este poeta del XVIII.  Me han gustado sus poemas mitológicos y os copio este fragmento de su Hero y Leandro para que comprobéis que, quizás, Luzán no es tan sólo un poeta olvidable del neoclasicismo.

Agotadas las fuerzas,
sin aliento, sin tino,
y del farol amado
el claro norte extinto,

viendo por todas partes
presente a los sentidos
de la pálida muerte
el bárbaro cuchillo,

a las ondas se vuelve
trémulo y semivivo,
hallar piedad pensando
donde nunca la ha habido:

Ondas, si darme muerte
es decreto preciso,
no a la ida, a la vuelta
matadme a vuestro arbitrio.


Las crueles ondas niegan
al ruego oídos
y le sepultan dentro
de su profundo abismo.

Entonces, exhalando
el último suspiro,
tres veces a Hero llama
con lamentable grito (…)



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