domingo, 11 de septiembre de 2022

EZRA POUND, VIEJO CANALLA

 


Tengo tus Personae entre las manos, viejo canalla amigo de Hitler y de Mussolini, ferviente antijudío, que escribiste una tesis sobre Lope de Vega, que pasaste por Madrid, por Londres, por Italia y has llenado las ciudades con placas recordando que ahí viviste, ahí comiste, ahí bebiste o ahí follaste como si eso fuera de algún interés para alguien. Viejo canalla que te moriste en Venecia y antes viviste en un castillo en los Dolmitas en donde cultivabas tus viñedos. Luego, cabronazo, dijiste que eras bipolar, pero en Rapallo viviste sicut Deus saludando a lo fascista aunque algunos cuentan que, al final de tu vida, te arrepentiste de tu antisemitismo. ¡A buenas horas, mangas verdes, viejo canalla!

Me joden tus fotos, con tu barbita de abuelito bueno que lleva a sus nietos al parque a echar pan a los patos; me jode tu camisa de cuadros como la que me pongo yo en el invierno por ver si mi poesía de mierda deviene algo decente; me jode que el omnipresente Hemingway testificara a tu favor diciendo que estabas majareta  para evitar que tus propios compatriotas, hartos de Coca Cola, hamburguesas y KFC,  te fusilaran por traidor. Si te pasaste doce años en un manicomio, qué le vamos a hacer. También Leopoldo María Panero le sacó partido al manicomio de Mondragón a donde fue porque, al igual que sus hermanos, no metabolizaba que su padre fuera un gran poeta y les jodía a todos ellos enormemente que además fuera amigo de Franco y vosotros “rojos” de toda la santa vida, eso sí, educados en colegios de frailes.  Ese “síndrome” lo han padecido los poetas “hijos de papa” y lo sigue padeciendo los hijos de los dirigentes franquistas que ahora son la gauche divine y se escandalizan y les parecen vomitivas las fotos de los capitostes del régimen a los que sus padres se la mamaron.

         Sin embargo, lo que más me jode de ti es que,  sin tus putos poemas, viejo loco de Idaho, amigo de canallas y encanallado tú mismo, la poesía del siglo XX no sería la misma; que traducías a “mis clásicos” divinamente y, sobre todo, lo que más me jode, viejo canalla y emputecido, es que viviste en Venecia y todos los días veías ponerse el sol en el Gran Canal mientras releías, con tu polla floja, tus traducciones de poesía provenzal o de Catulo. Ya se sabe que todos los hijos de puta tienen suerte, pero, en tu caso, tanta suerte jode mucho.

         Querido Ezra Pound, fuiste un gran poeta, cabronazo. Sin ti, no se puede entender la poesía ni del siglo XX ni del siglo XXI porque, grandísimo hijo de puta, fuiste un poeta fundamental que llegaste antes que nadie a donde otros ni han llegado ni van a llegar en su putísima vida. Fuiste tan buen poeta que hay que absolver tu obra y perdonar al pecador como hacemos con “tu “Lope, amancebado con Marta de Nevares por la noche y oficiando misa al alba mientras se ajustaba los gregüescos con manchas de semen.

         Al final, Ezra, tengo que reconocer que me gusta tanto tu obra como me repele tu vida, pero nadie somos perfectos y el pecado nos tienta con sus ramos maduros.

         El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

 

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