domingo, 25 de septiembre de 2022

LÁZARO Y EL POBRE RICO

 


Volvemos este domingo con el Evangelio y nos detenemos en el pobre Lázaro que es la lectura dominical. Todos sabemos la historia desde el colegio, pero hoy, mientras Juan Carlos, el capellán de las Carmelitas Samaritanas del Sagrado Corazón, la leía se me han “iluminado” este sintagma: estaba echado en su portal. Vamos, pues, al texto griego que siempre ayuda.

πτωχς δ τις νματι Λζαρος ββλητο πρς τν πυλνα ατο ελκωμνος

21  κα πιθυμν χορτασθναι π τν πιπτντων π τς τραπζης το πλουσου· λλ κα ο κνες ρχμενοι πλειχον τ λκη ατο.

         El pobre Lázaro era un pobre que ββλητο (tercera persona del Pretérito Pluscuamperfecto de Indicativo en su voz media) que podíamos traducir “ se encontraba echado en su portal (del rico). El perfecto dice mucho pues,  como en el caso ya comentado de la Virgen que es la κεχαριτωμένη, es decir, la llena de Gracia por siempre en el pasado , en el presente y en el futuro, ese pobre Lázaro estuvo, está y estará esperándonos a todos en nuestro portal. Pero permitidme continuar con el comentario. El que este pobre hombre estuviera en el portal del rico nos deja bien a las claras que no se encontraba lejos ( ya sabéis aquello de que ojos que no ven corazón que no siente) sino “casi en su casa” y que el rico lo veía todos los días al entrar o salir de su casa. Y le veía su hambre, su dolor, su amargura y sus llagas a las que nunca fue capaz de curar o,  por lo menos,   intentar aliviar su escozor tan sólo limpiándolas. Fueron los perros de la calle (ο κνες ρχμενοι πλειχον τ λκη ατο.) los que le lamían las heridas, perros que revelan más corazón que este rico amante de los banquetes y de la “dolce vita” como muchos ricos (y no tan ricos de aquellos tiempos y de los que siguieron y que llegan hasta nuestro presente que no siempre vamos a pensar que el pobre es bueno y el rico malo). Como también decía Juan Carlos, hoy es al revés que en la parábola: los pobres  no tienen nombre y son los ricos los que tienen nombres que salen en las revistas del colorín, en los periódicos o en los registros de la propiedad porque , para nuestra sociedad consumista, un pobre es, ante todo, un no consumidor y el ser no consumidor no se les perdona ni a los pobres ni a los viejos a los que se encierra en ¿residencias? para que no molesten cuando tanto tendrían que enseñarnos al resto de las sociedad.

         También el texto de Lucas nos habla, como en le caso de la mujer Canbanea, delas miguitas:

         π τς τραπζης το πλουσου·

         Recordemos cuántos viven de las “miguitas” que se m caen de nuestras orondas mesas de ciudadanos del vergonzoso y avergonzante “primer mundo”.

         Por último y para no cansar, ese final maravilloso:

εἶπεν δὲ αὐτῷ, Εἰ Μωϋσέως καὶ τῶν προφητῶν οὐκ ἀκούουσιν, οὐδ᾽ ἐάν τις ἐκ νεκρῶν ἀναστῇ πεισθήσονται.

         Aquí, en mi humilde modo de ver, se ve la importancia de la fe. “Aunque resucitara un muerto, seguirían sin creer” porque le buscarían explicaciones “racionales” o simplemente dirían que es un cuento inventado por “los curas”. Recuerdo a Alfredo Peña Santamaría, “Chacho”, profesor de Literatura y de Religión en mi colegio que nos decía: “Aunque Dios hiciera llover Biblias en el Bernabéu, para muchos no sería una prueba de la existencia de Dios porque siempre dirían que era un efecto óptico, un avión que las ha perdido o una alucinación colectiva. Ese suceso tan sólo le serviría al que tiene fidei donum, el don de la fe que, no lo olvidemos, es un regalo.

         Y ya con esta reflexión, os dejo hasta la próxima entrada. Que seáis felices.

        

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