lunes, 26 de diciembre de 2022

LOS HIJOS BASTARDOS DE DON FERNANDO EL CATÓLICO

 


En la muy buena serie de RTVE sobre Isabel la Católica, pone el guionista en boca de don Fernando estas palabras: la fornicación es una cuestión de estado. Cierto que así era, pero don Fernando engendró tres hijas y un hijo y no casualmente por razones de estado, sino, más bien, por deseo carnal y por gozo en el lecho  en donde el rey Fernando era un consumado maestro. Vamos a ir viendo estos hijos bastardos, todos nacidos, por cierto, en vida de doña Isabel y mientras ellos estaban casados pues aunque se habían maridado por amor, en Valladolid, en el Palacio de los Vivero, en 1469,  no por eso se privaba el monarca de echar una cana al aire que una cosa es el amor conyugal y otra el deseo carnal. (¡Me ha salido un pareado!)

El primero que recoge la historia es Alonso o Alfonso, nacido en 1470 y fallecido en 1520. Fue un prelado que desempeñó varios cargos eclesiásticos: abad del Monasterio de Montearagón desde 1492 a 1520, arzobispo de Zaragoza y Valencia y virrey de Aragón.

La madre del tal Alonso fue una noble catalana, Aldonza  Ruiz de Ivorra, de la muy noble villa de Cervera en Lérida.

Recordemos que Cataluña era un principado aragonés y que don Fernando tenía todo el “derecho” a recorrer sus dominios con la “lanza siempre dispuesta”.

Viene luego Juana María a la que tuvo con una plebeya, Juana Nicolás, en un fugaz amorío en Tárrega, también en Lérida. Juana María casó como segunda esposa con Bernardino Fernández de Velasco, III conde de Haro y VII condestable de Castilla.

Vamos con la tercera: María Esperanza, que llegó a abadesa del Monasterio de Nuestra Señora de Gracia en Madrigal. Su madre fue Toda Larrea, una noble vizcaína, sin duda una neska polita del Bocho o de Vizcaya que, mal que le pese al PNV, era territorio castellano pues castellano había sido don Diego López de Haro y castellanos habían sido sus antepasados en el señorío de Vizcaya.

La cuarta fue María Blanca, hija de la noble portuguesa Juana Pereira. La muchacha  también llegó a abadesa del Monasterio ya citado en Madrigal en donde se encontrarían, tal y como hemos visto, estas dos hijas naturales de don Fernando con la hija que tuvieron Carlos I y Germana de Foix, viuda de don Fernando tras morir Isabel en Medina del Campo.

         En fin, don Fernando, que no siempre la fornicación era una razón de estado y que una cosa dejó clara: que eso de que tanto “montaba” Isabel como Fernando no fue verdad porque queda más que demostrado históricamente que el que “montaba” y mucho era usted.  Pero arrieros “semos” y por el camino nos encontraremos.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario