martes, 31 de enero de 2023

LAS CANCIONES DE LORCA

 


Para terminar el mes, quiero tratar otra vez de Lorca, pero, en esta ocasión, de los cantantes (o, al menos, algunos) que han musicado a mi querido Federico.

         Del primero que tengo recuerdo es de Paco Ibáñez que musicó  La canción del jinete, gracias a la cual, sin montar todavía a caballo, ya sabía lo que eran los ijares:

En la luna negra

de los bandoleros,

cantan las espuelas.

 

  Caballito negro.

¿Dónde llevas tu jinete muerto?

 

  ...Las duras espuelas

del bandido inmóvil

que perdió las riendas.

 

  Caballito frío.

¡Qué perfume de flor de cuchillo!

 

  En la luna negra,

sangraba el costado

de Sierra Morena.

 

  Caballito negro.

¿Dónde llevas tu jinete muerto?

 

  La noche espolea

sus negros ijares

clavándose estrellas.

 

  Caballito frío.

¡Qué perfume de flor de cuchillo!

 

  En la luna negra,

¡un grito! y el cuerno

largo de la hoguera.

 

  Caballito negro.

¿Dónde llevas tu jinete muerto?

 

         Romero Sanjuán, cantante sevillano, musicó hace ya bastantes años la hermosísima Balada de un día de julio de su libro de poemas (1918-1920)

 

BALADA DE UN DÍA DE JULIO

 

Esquilones de plata

Llevan los bueyes.

 

  —¿Dónde vas, niña mía,

De sol y nieve?

 

  —Voy a las margaritas

Del prado verde.

 

  —El prado está muy lejos

Y miedo tiene.

 

  —Al airón y a la sombra

Mi amor no teme.

 

  —Teme al sol, niña mía,

De sol y nieve.

 

  —Se fue de mis cabellos

Ya para siempre.

 

  —Quién eres, blanca niña.

¿De dónde vienes?

 

  —Vengo de los amores

Y de las fuentes.

 

  Esquilones de plata

Llevan los bueyes.

 

  —¿Qué llevas en la boca

Que se te enciende?

 

  —La estrella de mi amante

Que vive y muere.

 

  —¿Qué llevas en el pecho

Tan fino y leve?

 

  —La espada de mi amante

Que vive y muere.

 

  —¿Qué llevas en los ojos,

Negro y solemne?

 

  —Mi pensamiento triste

Que siempre hiere.

 

  —¿Por qué llevas un manto

Negro de muerte?

 

  —¡Ay, yo soy la viudita

Triste y sin bienes!

 

Del conde del Laurel

De los Laureles.

 

  —¿A quién buscas aquí

Si a nadie quieres?

 

  —Busco el cuerpo del conde

De los Laureles.

 

  —¿Tú buscas el amor,

Viudita aleve?

Tú buscas un amor

Que ojalá encuentres.

 

  —Estrellitas del cielo

Son mis quereres,

¿Dónde hallaré a mi amante

Que vive y muere?

 

  —Está muerto en el agua,

Niña de nieve,

Cubierto de nostalgias

Y de claveles.

 

  —¡Ay! caballero errante

De los cipreses,

Una noche de luna

Mi alma te ofrece.

 

  —Ah Isis soñadora.

Niña sin mieles

La que en bocas de niños

Su cuento vierte.

Mi corazón te ofrezco,

Corazón tenue,

Herido por los ojos

De las mujeres.

 

  —Caballero galante,

Con Dios te quedes.

 

  —Voy a buscar al conde

De los Laureles...

 

  —Adiós mi doncellita,

Rosa durmiente,

Tú vas para el amor

Y yo a la muerte.

 

  Esquilones de plata

Llevan los bueyes.

 

  —Mi corazón desangra

Como una fuente.

 

De Libro de poemas (1918-1920)

 

         Joan Manuel Serrat le puso música al Herido de amor que es un poema que aparece en su obra teatral Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. Es un bellísimo poema con aires de mi San Juan de la Cruz y es uno de los tantos poemas maravillosos que Lorca engasta en sus obras teatrales. Ahí va la letra:

 

Amor, amor

que está herido.

Herido de amor huido;

herido,

muerto de amor.

Decid a todos que ha sido

el ruiseñor.

Bisturí de cuatro filos,

garganta rota y olvido.

Cógeme la mano, amor,

que vengo muy mal herido,

herido de amor huido,

¡herido!

¡muerto de amor!

 

         Por cierto, Ana Belén, en su disco Lorquiana, también cantó esta hermosa letra con la música del cantautor catalán recién retirado de los escenarios, pero que sigue presente en nuestra vida.

 

         Amancio Prada, meu queridiño Amancio, tiene un disco dedicado a Lorca y, en él, un bellísimo poema de esa obra maravillosa que es el Maleficio de la mariposa, obra que fue un rotundo fracaso en su estreno matritense, pero que enamora a cualquiera que la lea. De la belleza de este poema lorquiano, para qué os voy a hablar.

 

Volaré por el hilo de plata.

Mis hijos me esperan,

allá en los campos lejanos, 

hilando en sus ruecas.

Yo soy el espíritu       

de la seda.

Vengo de un arca misteriosa       

y voy hacia la niebla.

Que cante la araña     

en su cueva;       

que el ruiseñor medite        

mi leyenda;       

que la gota de lluvia se asombre

al resbalar sobre mis alas muertas.      

Hilé mi corazón sobre carne        

para rezar en las tinieblas, 

y la muerte me dio dos alas blancas,   

pero cegó la fuente de mi seda.   

Ahora comprendo el lamentar del agua,      

y el lamentar de las estrellas,      

y el lamentar del viento en la montaña,       

y el zumbido punzante       

de la abeja.        

Porque soy la muerte

y la belleza.       

Lo que dice la nieve sobre el prado,    

lo repite la hoguera;  

las canciones del humo en la mañana  

las dicen las raíces bajo tierra.    

Volaré por el hilo de plata;

mis hijos me esperan.

Que cante la araña     

en su cueva;       

que el ruiseñor medite        

mi leyenda;       

que la gota de lluvia se asombre

al resbalar sobre mis alas muertas.

 

         Por último, la archifamosa, gracias al cantante de la Isla de San Fernando, La leyenda del tiempo, que forma parte de la obra teatral Así que pasen cinco años. Es fama que Camarón no entendía bien la letra que estaba cantando, pero su arte y su magia suplían con creces sus pocas letras escolares.

 

El sueño va sobre el tiempo

flotando como un velero.

Nadie puede abrir semillas

en el corazón del sueño.

 

¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta!

¡Qué témpanos de hielo azul levanta!

 

El tiempo va sobre el sueño

hundido hasta los cabellos.

Ayer y mañana comen

oscuras flores de duelo.

 

¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta!

¡Qué espesura de anémonas levanta!

 

Sobre la misma columna,

abrazados sueño y tiempo,

cruza el gemido del niño,

la lengua rota del viejo.

 

¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta!

¡Qué espesura de anémonas levanta!

 

Y si el sueño finge muros

en la llanura del tiempo,

el tiempo le hace creer

que nace en aquel momento.

¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta!

¡Qué témpanos de hielo azul levanta!

 

(Federico García Lorca,  Así que pasen cinco años [1933]

 

        

         Hay más cantantes que han grabado discos con letras de Lorca y así, a botepronto, se me viene a las mientes Miguel Poveda (Enlorquecido) y la gran Pasión Vega, la cantante que, según Joaquín Sabina, “cuando canta, tiene un viejo dentro” y que en noviembre pasado publicó su disco Lorca sonoro que incluye canciones y textos recitados. A destacar esa “fusión” entre El romance sonámbulo  y Ojos verdes de Rafael de León aunque el recitador,  por muy poeta y gaditano que sea, no ayuda nada y más bien estorba. Y casi se me olvida, pero aquí está  el Omega de Enrique Morente, paisano de Lorca, de cuyo arte me hablaba este año pasado un gitano del Albaicín y me reconocía que, entre los gitanos, no acaba de ser reconocido como se merecía por la tontería de ser payo. En fin, con su pan se lo coman. Este gitano granadino había colaborado con Morente en su Omega, que fue toda una revolución en el flamenco como la ya mencionada Leyenda del Tiempo o Potro de rabia y miel de Camarón. Mi opinión de estos discos la dejo para otra entrada.      Pero como veo que ya, arrastrado por los duendes del cante, me estoy yendo por las ramas,  dejamos la continuación “flamenca” para otro día.

 

 




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