domingo, 14 de junio de 2015

CHILDE HAROLD


Me acabo de leer La peregrinación de Childe Harold, la muy romántica obra de Lord Byron. Pese a que la traducción era en prosa, (o quizás por eso) he disfrutado mucho con esta lectura en que ese héroe, tan de Byron y tan Byron, recorre Portugal y España, luego cruza el Mediterráneo y se llega hasta Grecia,  se va para Waterloo y acaba en  Italia en el canto cuarto y último. Sobre este último canto se basó Berlioz para componer su Harold en Italia, esa obra para viola que, en principio encargada por el mismísimo Paganini que tenía por casa una viola y la quería usar,  no le gustó al gran músico italiano porque “había pasajes en los que no tocaba”. Sin embargo, estuvo en el estreno y por medio de su hijo le comunicó al músico francés su satisfacción por la obra. Tras esta lectura, es menester deciros que Berlioz no siguió la obra y, como dice en el libreto del CD (sigo oyendo la música en ese soporte y en un equipo de Alta Fidelidad), “deja en la obra una impronta melancólica, tal como el héroe de Byron era”.  Por tanto, no busquéis, con el programa en la mano, encontrar el recorrido de Harold por los Abruzzi, o la fiesta final. Berlioz tomó el espíritu del héroe, ese hombre que “estuvo siempre solo” y que se sentía a sí mismo como un “desterrado de su corazón”. Son bellísimas, en el poema,  las evocaciones del mar en el canto IV, el dedicado a Italia. Y así leemos en la stanza spenseriana CLXXVIII:

CLXXVIII.

 

   There is a pleasure in the pathless woods,

   There is a rapture on the lonely shore,

   There is society where none intrudes,

   By the deep Sea, and music in its roar:

   I love not Man the less, but Nature more,

   From these our interviews, in which I steal

   From all I may be, or have been before,

   To mingle with the Universe, and feel

What I can ne'er express, yet cannot all conceal.

 

         La métrica del poema  está basada en las estancias o stanze spenserianas que consisten en ocho versos que son ocho pentámetros yámbicos cada uno más un verso final que es un alejandrino ( doce yambos), es decir, un hexámetro yámbico. La rima de la stanza es : ABABBCBCC


         Espero que con esto que os he contado disfrutéis de tan exquisita obra de Byron.
¡Ah!, por cierto, el cuadro es de Turner, que también de pintura puedo llegar uno a entender un poco.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario