lunes, 29 de junio de 2015

PABLO Y VIRGINIA







Ya llevaba mucho tiempo, quizás años, queriendo leer la novelita de Bernardino de Saint- Pierre, Pablo y Virginia. La historia, al comienzo, me pareció una especie de Dafnis y Cloe ambientada en la Isla de Francia, la que conocemos ahora como Isla Mauricio, esa paradisiaca isla en las aguas del Índico ,  por el alejamiento de la muchacha  por culpa de ese viaje a Francia motivado por la malvada tía europea, pero , - y no quiero revelar el final-, la ausencia de anagnórisis, es decir, de encuentro final y reconocimiento de ambos protagonistas la aparta de la novela griega alejandrina o helenística. Sin embargo, no nos podemos quedar en que es tan sólo una simple de novelita de amor entre jóvenes que sufren su enamoramiento pues la novela va algo más allá. En primer lugar y tomando como punto de análisis los mundos, encontramos dos ámbitos opuestos: el mundo arcádico de la isla en donde reina una igualdad social y una bondad casi paradisiaca y el mundo Europeo que, podrido por el mal, estaba pidiendo una Revolución que no tardaría en venir. Si miramos la novela desde la perspectiva de la Religión,  encontramos la idea ilustrada de que el hombre ha sido hecho para su disfrute y que la Providencia vela por él.

En tercer lugar, vista desde un punto sociológico, la novela defiende la abolición de la esclavitud. Se me podrá refutar que en la novela hay esclavos, pero éstos son casi de la familia y los personajes “libres” tienen con ellos un trato exquisito.

En cuarto y último lugar, la novela refleja muy bien las ideas de Rousseau de que el hombre es bueno por naturaleza y que es la sociedad la que lo corrompe y así encontramos a “buenos salvajes” frente a la maldad de los civilizados europeos.

         Quiero además, ya para terminar,  tratar de esa consolatio, que en el más depurado estilo clásico ( Cf. el estudio sobre las Consolationes latinae de mi buen amigo Fernando Lillo Redonet) aparece ya hacia el final de la obra. Basta leerla con atención para comprobar que estamos ante una consolatio tipo con la consideración de la muerte como un bien y el aporte de ejemplos por los que es  preferible la muerte de Virginia que el que hubiera seguido con vida. (Sin querer os he revelado el final, lo siento).

         Por tanto, una novela interesante que recoge, con un tema aparentemente banal,  la ideas ilustradas que llevarían  en 1789 a la Revolución Francesa.

         Del autor, tengo tanto que contaros que lo hago en entrada aparte.

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