martes, 30 de junio de 2015

JUVENTUD SIN DIOS


 
Compré este libro lleno de expectativas pues tenía muy buenas referencias de él. Lo leí y sentí un cierto vacío, una sensación de que esa crítica a la juventud que acabó en las filas del nazismo no era como yo la había imaginado. Impecable de factura (soberbia, por cierto, la traducción de Berta Vías Mahou) y lleno de muy buenas ideas, sin embargo pensé tras su lectura que lo que el autor dedica al juicio podía haberlo dedicado a haber criticado con más dureza a esa juventud que, sin Dios, buscaban un amo fuerte y lo encontraron en el señor bajito y con bigote. Son cosas que pasan: a veces, una obra de grandísima calidad como es ésta no te acaba de gustar del todo porque, en nuestra soberbia, la hubiéramos escrito de otra manera. Pero para eso, tendríamos que haber sido Ödön von Horvarth y, como es público y notorio, no lo somos.

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