miércoles, 24 de octubre de 2018

CORRUPCIÓN EN ATENAS O A NADIE LE AMARGA UN DULCE




Este caso de corrupción no es actual, sino del siglo V a. de C. Os lo cuento. Resulta que, tras un pacto de cinco años, los espartanos se dirigieron hacia el Ática con la ideas, como era habitual en ellos,  de conquistar Atenas. Al mando del ejército espartano iba Plistoanacte, uno de los diarcas que gobernaban la capital de Laconia. En Atenas estaba Pericles que era un experto en negociaciones, pero que en este caso, compró la retirada del espartano. Y es que a los espartanos les gustaba el caldo negro y llevaban una vida que más se parecía a un cuartel que a una ciudad, pero, a la hora de poner el cazo, se ve que en todas las épocas han cocido habas. En fin, para no cansaros, Plistoanacte cogió el dinero y se retiró  a Esparta con sus tropas en donde los éforos, los magistrados que controlaban la diarquía o sistema de dos reyes, lo expulsaron de la ciudad y lo enviaron a la Arcadia en donde pasó el resto de su vida entre pastores y ninfas. No sabemos – eso no lo cuenta Tucídides-, si se llevó la pasta o la tuvo que entregar a los éforos. Sea como fuere, el aguerrido espartano disfrutó de su exilio en esa región en donde todo era pastoril y bucólico. No regresó a Esparta, pero que le quiten lo bailado.

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