domingo, 14 de octubre de 2018

LA MARAVILLOSA POESÍA DEL CAPITÁN ALDANA


Llevo años y años leyendo con pasión a Francisco de Aldana, poeta español nacido en Nápoles y amigo del rey portugués don Sebastián con el que murió por las tierras de África. Aldana fue, como Garcilaso, militar y, siguiendo aquel dicho de que “nunca la lanza embotó la pluma”, es uno de los grandes poetas del Renacimiento español. Después de todo lo que dijo de él en sus numerosos estudios Elia L. Rivers, el que yo siga aquí, en este humildísimo blog hablando de él es una temeridad muy temeraria. Os dejo con un soneto tan bueno como todos los suyos; tan bueno como toda la producción poética de este amigo de mi muy querido rey don Sebastián.

 


 
Mil veces callo, que romper deseo
el cielo a gritos, y otras tantas tiento
dar a mi lengua voz y movimiento,
que en silencio mortal yacer la veo.

Anda cual velocísimo correo 
por dentro el alma el suelto pensamiento,
con alto, y de dolor, lloroso acento,
casi en sombra de muerte un nuevo Orfeo.

No halla la memoria o la esperanza
rastro de imagen dulce y deleitable
con que la voluntad viva segura.

Cuanto en mí hallo es maldición que alcanza,
muerte que tarda, llanto inconsolable,
desdén del cielo, error de la ventura.






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