miércoles, 7 de junio de 2023

BREVE HISTORIA DE CHAMBERÍ QUE NOS CABE EN UN TELEGRAMA

 


De todos es sabido que mi abuela Patro era de Chamberí, barrio castizo madrileño del que quiero contar algo de su historia. Lo primero de todo, decir que hasta el siglo XIX, Chamberí no era más que un arrabal pues el Madrid histórico se terminaba en los bulevares de Génova, Sagasta, Carranza y Alberto Aguilera que, en la actualidad, separan Chamberí del distrito de Centro y que también fueron la primera ronda madrileña muchos años antes de las M-30, M-40, M-50 y sabe Dios por cuál M se andan en la actualidad. A partir de mediados del siglo XIX, este territorio extramuros va recibiendo una población de dos tipos:

a)    Burgueses y aristócratas que se construyen sus palacetes sobre todo en la zona de Chamberí cercana al paseo de la Castellana.

b)    Obreros que se dedican a la cría de ganado, a los tejares y a las yeserías.

 

Parece una contradicción, pero es así. Durante la Edad Media, el territorio del actual Chamberí era un frondoso bosque que perteneció, hasta la desaparición de su orden, a los templarios y que después fue utilizado como cazadero por los reyes de Castilla.

A mediados del siglo XIX, también se instalan en el barrio fábricas de tapices y dos fundiciones famosas: la Sandorf y la Buenavista por las que los vecinos del barrio recibieron el nombre de “chisperos” que compiten in aeternum en  casticismo chipén con los “manolos”, es decir, los habitantes del otro barrio castizo de Madrid: Lavapiés.

         En la actualidad, casi no quedan palacios en la Castellana pues fueron “devorados” por el desarrollismo de los años sesenta y setenta del pasado siglo. Algunos, como el conocido como Casa de Anglada que era una réplica a escala de la Alhambra granadina, se convirtieron hoteles de lujo y otros,  en sedes bancarias. Sin embargo,  no podemos pararnos aquí pues los palacios que han subsistido a esta barbarie dan para otra entrada.  Volviendo al tema que nos ocupa, la micro historia de Chamberí, si observamos con detenimiento las calles del barrio, veremos que aún se ven muchas viviendas burguesas y obreras, algunas de ellas con las típicas corralas en las que no había más que un excusado por planta. Mucho se podría contar sobre este castizo barrio, pero esto es una muy modesta aproximación a la historia de este barrio así que lo dejamos y  nos pasemos al posible origen de su nombre en la siguiente entrada.

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