jueves, 15 de junio de 2023

LOS PIMIENTOS FRITOS EN LOS PORTALES DE CHAMBERÍ

 


Sabíamos que había llegado el verano no sólo porque ya las noches fueran más cortas y menos temerosas; no porque jugábamos en la calle; no porque llegaba junio trayendo la felicidad con su luz y sus vacaciones ni porque nuestro padre dejara de trabajar por la tarde a mediados de mes pues cogía “la jornada intensiva”. Sabíamos que había llegado el verano porque, al pasar por los portales, con la bocanada de aire frío que salía de ellos y a la que tanto temía mi madre que me decía que me tapara la boca, salía una vaharada a pimientos fritos. Entonces, cuando en los portales de Chamberí olía a pimientos fritos, había llegado el verano y, al llegar al mercado, en la frutería de Julio, había fresquillas y melocotones que nos refrescaban en las tardes abrasadoras. Os aseguro que no hacían falta los calendarios: para saber que había llegado el verano, bastaba con el olor a pimientos fritos en los portales.

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