jueves, 22 de junio de 2023

EL TIEMPO EN LA EDUCACIÓN

 


La segunda “querencia “de la historia (y de cualquier materia) es el tiempo. Todo necesita un tiempo en la vida, pero el tiempo se nos hace cada vez más corto porque no lo sabemos usar en condiciones. Séneca, en su De brevitate vitae, nos da la clave:

Non exiguum temporis habemus, sed multum perdimus.

No tenemos poco tiempo, sino que es mucho lo que perdemos.

 

         Esa falta de tiempo para el estudio denota un exceso de tiempo en lo que no es estudio. Dicho más claro;  non est tempus negotio quia omnia tempora est ad otium. Dicho en román paladino: no tenemos tiempo para el trabajo porque el ocio invade y hasta ocupa totalmente el tiempo del “negocio”. De un tiempo a esta parte, me sorprende esa petición que suelen hacer nuestros alumnos en época de exámenes de que “les dejemos estudiar porque en la hora siguiente tienen examen”. Bueno y blando como soy, se lo suelo conceder, pero les hago un flaco favor pues un alumno que “necesita ese tiempo extra” es porque no ha sabido aprovechar el tiempo que realmente le tendría que haber dedicado al estudio. Y ¿por qué no le dedican nuestros alumnos el tiempo necesario al estudio siendo el estudio su ocupación y tarea principal en esos años de sus vidas? Es muy largo de responder y habría que comenzar por ver cómo ha cambiado la sociedad en general durante estos últimos cuarenta o cincuenta años. Voy a dar algunos apuntes.

         No tengo nada contra el ocio; no soy don “Quintín el Amargao”, personaje de sainete, pero creo que el culto al ocio en esta sociedad nuestra es excesivo. Es más, se ha hecho del ocio una religión y así las catedrales se han sustituido por enormes centro comerciales que, decorados como catedrales,  sirven para proporcionar ocio como las catedrales proporcionaban espiritualidad a sus visitantes.  Se han multiplicado las actividades de ocio, los lugares de ocio, los tiempos de ocio de tal manera que un alumno, por la tarde, después de las clases tiene un tiempo dedicado al ocio que supera con mucho al que podíamos disfrutar nosotros en nuestros lejanos días de estudiantes. Pero no sólo esto: las tardes de nuestro hijos están llenos de negotia ( que en algunos casos alargan la jornada escolar de forma brutal)  y que, en muchas ocasiones,  tienen, por razones familiares, la finalidad de hacer compatibles la vida familiar y la vida laboral (algo de lo que tanto cacarean los sindicatos);  así los padres se ven casi obligados a “colocar” al niño en algún lado mientras  vuelven del trabajo cada vez más tarde porque cada vez se necesita más dinero para vivir y para disfrutar del ocio que esta sociedad postmoderna nos vende como fin último de la vida . En resumidas cuentas, a nuestros alumnos, ya por un exceso de otium, ya por negotia extra escolares, “les falta tiempo” para lo que es su principal actividad: el estudio.

         La tercera palabra de Paco es dedicación que es está,  a mi modo de ver, íntimamente ligada con el tiempo: no nos podemos dedicar a algo para lo que no tenemos tiempo. Para el próximo día lo tratamos. ¿Vale?

 

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