sábado, 22 de junio de 2019

LAS MÁXIMAS MÍNIMAS DE JARDIEL PONCELA Y EL TALIBÁN QUE NOS HABITA



He terminado de leer el otro día las Máximas mínimas de Jardiel, una colección de aforismos con los que te desternillas de risa. Sin embargo, una sombra me ha sobrevolado mientras los leía: la sombra de lo políticamente correcto. Pensaba que,  si estos aforismos de Jardiel se publicaran hoy, sería imposible que pasaran la férrea censura que padecemos. Está bien que una sociedad crezca en estadios morales (Kolberg dixit, pero en estos últimos años el sentido del humor se ha ido perdiendo. Estoy de acuerdo con que un humor que escarnece no es humor, sino crueldad y que, en el pasado, en algunas ocasiones, algunos chistes se “pasaban de rosca”. Sin embargo, del chiste ofensivo (que no eran muchos) al férreo sistema de censura que padecemos media un abismo. Sin ir más lejos, el otro día, al poner un tema de Académica Palanca, “Me llaman mala persona”, el que hacía los comentarios dijo que “ era una canción que alababa la violencia de género”. Pero vamos a ver, por favor, que se trata de una broma, de un fulano al que han metido en la cárcel por matar a su mujer, pero que el crimen es tan exagerado y tan absurdo - estamos en el mundo del humor -, que pierde todo su valor “nocivo”. También no ha mucho he visto a José María Yuste, Chema Yuste de Martes y Trece, defender algunos sketchs de sus programas en donde se trataba de homosexuales que jamás protestaron ni protestarán por esos programas. También Arévalo, el humorista de las gasolineras, tenía chistes sobre mariquitas y jamás ningún mariquita le denunció. Sobre esto,  recuerdo a Rafael Conde, El Titi, el impagable cantante valenciano, pero nacido en Toledo que decía con mucha gracia: “Hay que joderse, toda la vida siendo maricón para que ahora me llamen gay”

         Nos falta humor, encaje, sentido de la broma. Llevamos dentro de nosotros un talibán, un censor, un familiar de la Santa Inquisición dispuestos a denunciar a quien se pase una micra de los políticamente correcto que lo suelen decidir los que son políticamente muy incorrectos.

         Pues al loro, don Enrique, que cualquier día le dan un disgusto del que no le salva ni ese Dios que fumaba Muratti y que se hizo una tournée como un guiri cualquiera, por esta España de nuestros pecados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario