lunes, 17 de junio de 2019

OTTORINO RESPIGHI O SER FASCISTA SIN SERLO


Hay gente que tiene mala suerte en la vida y que, por mucho que se lo “curre” no llegan ni de lejos a donde otros, que, con un poco más de suerte y con el mismo talento, llegan y triunfan. Fijaos sino en el pobre Respighi que se dedicó a la musicología, que rescató obras de Monteverdi y de autores italianos del XVI y del XVII y que, como compositor, se nos puso a dibujar con música los paisajes de Roma. Tuvo también la fortuna de poner en los atriles los arreglos sobre suites antiguas del XVI, una obra que, si le gustaba al maestro López Cobos, digo yo que por algo sería. Por cierto, os recomiendo esta misma obra, la Suite antiguas, en versión pianística del propio Respighi. Os encantarán y no me daréis las gracias. Sin embargo, este pobre músico italiano tuvo mala suerte pues el Duce, cuando Respighi ya había muerto, se fijó en su música y la usó para potenciar “lo italiano” como Franco hizo en España con otros compositores para realzar “ lo español”. El resultado es que, cada vez que se nombra a Respighi y especialmente cuando los que los nombran son gentes de poca cultura musical que viven  de la frase hecha y del slogan barato, se asocia a don Ottorino con el fascismo italiano. Y de ahí que , cuando uno se lo pone a un amigo, el amigo te espete: “Sí, puede que sea un buen músico, pero colaboró con Mussolini”. Y punto pelota.

         Por favor, quitaos los prejuicios que podáis tener sobre este músico y poneos a escuchar a un gran orquestador y a un gran músico que recibe un trato injusto por lo que quizás nunca fue. Dejad libres los oídos y disfrutad, por favor.

 

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