martes, 14 de marzo de 2023

LA INFANTA PAZ DE BORBÓN Y RICHARD STRAUSS

 


Hay, en el mundo de la música, cosas pequeñas que no suelen aparecer en los grandes manuales, pero que son de gran importancia para conocer a los personajes que pululan por estos libros. Esto que os voy a contar no es más que una curiosidad, una anécdota, una “historia de la historia” como decía Carlos Fisas.

         Si habéis tenido curiosidad (algo que se puede hacer hoy en día con enorme facilidad gracias a San Internet) por ver la partitura del Don Quixote de Richard Strauss, habréis visto que está dedicada a Paz de Borbón, infanta de España, hija de Isabel II y, supuestamente, de Francisco de Asís aunque todo apunta que fue hija ilegítima de Miguel Tenorio de Castilla, escritor de la época  Por tanto, Paz era hermana de don Alfonso XII y de la Chata, nombre con el que los madrileños conocían  a doña Isabel de Borbón por su majeza y sus aficiones populares. (Si la queréis conocer en esa faceta, leeos el poema de Rafael Duyos “La Chata en los toros”) Su vida fue un continuo ir y venir pues, aunque nacida en Madrid, en el Palacio Real, la pobre Paz no tuvo “paz” y anduvo viajando de la ceca a la meca.  Al final, encontró la calma con su primo Luis Fernando de Baviera con el que se casó en Palacio un 2 de abril del año 1883. Los recién casados fueron a París a visitar al “padre” de paz (Francisco de Asís estaba en Épinay, cerca de París, en donde permaneció hasta su muerte) y,  de la ciudad de la luz, se fueron para la capital de Baviera en donde se instalaron en el palacio del Nymphenburg.  Por cierto, que el “padre” extraoficial de Paz, Miguel Tenorio ( ¡y lo fue en verdad!) vivió los últimos veinte años de su vida en este palacio muniqués y dejó a Paz como heredera universal de toda su fortuna.  La pareja tuvo tres hijos y la infanta Paz se dedicó a obras de caridad. Sin embargo, Paz tuvo tiempo también de divulgar el Quijote en Baviera en su traducción al alemán y consiguió que adquiriera una cierta popularidad entre los bávaros. Y bávaro de pura cepa era Richard Strauss que tuvo la deferencia de dedicarle a la infanta Paz de España o de Borbón la partitura de su don Quixote tras haberlo leído en la traducción al alemán que la infanta divulgó por el territorio bávaro.

         Sin embargo, Paz no sólo se quedó en obras de caridad a los niños bávaros o en divulgar el Quijote. Soportó el nazismo que la prohibió cartearse con España y la pobre infanta tan sólo se podía cartear con su sobrino Alfonso XIII, ya exiliado en Roma; aguantó a los americanos que llegaron al palacio de Nymphenburg como toros en una cacharrería y le quitaron sus joyas a las que, encima, reputaron por falsas y, sobre todo, ayudó a muchos anarquistas españoles que se llegaron a Múnich tras acabar la guerra en España. Gran persona y gran desconocida fue esta Infanta de España que tenía el nombre tan bonito y tan ansiado de Paz. Descansa de tanto ajetreo en la cripta de los Wittlesbach en la iglesia de San Miguel de Múnich.

No hay comentarios:

Publicar un comentario